Aprender a diseñar el conflicto narrativo de una historia es esencial a la hora de escribir historias, ya sea un cuento o una novela. Imagina que leyeras una novela en la que el personaje principal es perfecto, no tiene ninguna necesidad ni miedos, ni problemas. Vive en un entorno que le resulta agradable, tiene relaciones felices y equilibradas, familia y buenos amigos, un gran trabajo y un buen jefe, gana un montón de dinero y goza de buena salud: todo le va estupendamente. En otras palabras, imagina una historia en la que, el protagonista no tiene ninguna complicación, nada de qué preocuparse. Un personaje comienza siendo feliz, sigue siendo feliz y es feliz hasta el final. ¿Te parece interesante? No mucho, ¿verdad? Imagínate leyendo más y más páginas acerca de esta maravillosa persona y su fantástica vida. ¿Cuántas páginas crees que podrás leer antes de cerrar el libro?
Por qué pasa esto. Es lo que ilustra la célebre frase de Tolstói en Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo”. En narrativa, ya sea en el cuento, la novela o en el guion cinematográfico (narrativa audiovisual), la clave de la historia es el conflicto, una historia con un buen conflicto atrapa al lector.
Y es que un buen libro es, entre otras cosas, aquel que no puedes dejar de leer. Es un libro que engancha, que te mueres por llegar a casa para seguir leyendo, que cuando hablas de la historia con alguno de tus amigos te tienes que morder la lengua para no decirles lo que sucede al final cuando el protagonista… ¡Ay! Esos libros son lo más, ¿verdad? Y para que esto ocurra necesitamos, como mínimo, un conflicto o una complicación.
Qué es un conflicto en un texto narrativo: definición
El conflicto narrativo es todo aquello que impide o dificulta que el protagonista de una historia pueda lograr su objetivo, es lo que le separa de aquello que desea y que está buscando.
Pongamos unos ejemplos muy sencillos para entenderlo mejor. Si nuestro protagonista quiere ser representante de una marca internacional, pero tiene miedo a volar, me da que lo va tener crudo para lograr ese trabajo, y para llevarlo a cabo, ¿no? Aquí tenemos un conflicto narrativo. En una novela romántica, que uno de los protagonistas tenga pareja también puede serlo. Alguien que busca conocer quiénes fueron sus padres biológicos, pero los papeles de adopción se han perdido.
Más de una vez un alumno me ha preguntado: ¿Siempre tiene que haber un antagonista en una historia? No, el antagonista es cuando el conflicto se materializa en un personaje (o sea, es el malo de la película por decirlo de alguna manera). Es el personaje que quiere impedir a toda costa que se cumplan los deseos del héroe. Pero el conflicto puede ser otra cosa, una circunstancia externa, un temor del prota… No es obligatorio que el personaje tenga un antagonista como tal, lo que sí tiene que haber es un conflicto narrativo. Tal vez te interese esta entrada sobre los tipos de personajes.
Deseo y conflicto, dos fuerzas enfrentadas
Una de las cosas a tener en cuenta a la hora de diseñar el conflicto narrativo es que, para que exista un conflicto, debe haber un par de fuerzas contrarias, dos fuerzas que se oponen y crean tensión narrativa en la historia. En el caso de un cuento o de una novela, las fuerzas opuestas son el conflicto y el deseo (también llamado objetivo) del protagonista. Estas fuerzas enfrentadas generarán preguntas al lector que la historia tratará después de responder. ¿Logrará el prota superar todos los obstáculos?
El deseo del personaje es algo que debe aparecer cuanto antes mejor. Si el protagonista no quiere nada, no hará nada. Y si no hace nada me temo que los lectores se van a aburrir bastante con la historia. Ahora bien, si el deseo del protagonista aparece en la página cinco y no hay nada que impida su realización, lo lógico es que el personaje lo consiga en la página seis. Y esto no es precisamente lo que queremos. Por eso necesitamos un buen conflicto. No se lo vamos a poner fácil al prota. Que sufra un poco.
Características del conflicto narrativo
El conflicto narrativo se opone al objetivo
Todos queremos que algo suceda a los personajes de una historia. Me refiero a algo que le afecte lo suficiente para desviarse de su ruta diaria, que le haga emprender un viaje o intentar alcanzar una meta concreta. El conflicto es lo que diferencia una historia de un listado de sucesos, de una serie de hechos o experiencias que vive el protagonista, pero que no llevan a ningún lado. Porque el conflicto narrativo no consiste en ponerle la zancadilla a nuestro protagonista continuamente, no se trata de que tenga un accidente o le roben la cartera. Sí, eso son complicaciones, pero pueden quedarse en leves incidentes si esas complicaciones no impiden la consecución de su deseo u objetivo. Lo entenderás mejor con ejemplos.
Pongamos que estoy escribiendo una novela romántica. Mi protagonista se ha enamorado de una persona. Entonces digo, pues que se caiga de la moto y se rompa una pierna. ¡Pobre! Pero, ¿impide eso que mi prota salga con esa persona? No, ¿verdad? Pues no es conflicto, es una mala pata, nada más. Ahora me dices, pero es que la chica vive en otra ciudad. Pues que vaya en tren a verla o en taxi, o que se vean por videoconferencia, esto no impide su objetivo que es salir con la chica. Si la persona de la que se ha enamorado tiene pareja, eso sí se opone a su objetivo.
Explicado así, parece fácil, ¿verdad?, pero es una de las cosas en las que tengo que hacer más hincapié en nuestros cursos de escritura, sobre todo en el de novela. Mis ejemplos son siempre de Perogrullo ya, pero yo sé lo que me digo, que luego nos liamos. Prefiero que quede bien clarito. Se trata de poner obstáculos al protagonista en relación a su objetivo en la historia, no de fastidiarlo sin más, que ya bastante tiene. 😉
El conflicto narrativo debe tener fuerza
Un conflicto narrativo tiene que tener la suficiente fuerza como para hacer variar el rumbo de la vida del protagonista.
Que el personaje tenga algún problema a la hora de realizar alguna tarea cotidiana no es suficiente. Si se le ha roto el ordenador o se ha quedado sin batería en el coche no nos interesa. Que la persona de la que se ha enamorado no le corresponde, eso es otra cosa. Que han usurpado su identidad o que su socio le ha traicionado, ahí empezamos con conflictos fuertes. Si el conflicto no es solo material, sino que implica algo emocional, tendrás mucho más poder de atracción.
El conflicto narrativo no es imposible de superar
Lógicamente hemos dicho que el conflicto debe tener fuerza para que la historia sea interesante. Pero si el conflicto es insuperable, qué sentido tiene leerla. Ya sabríamos que iba a acabar mal. Adiós a la intriga.
El conflicto dramático, un camino lleno de obstáculos
Como dice David Harris, de la Gotham Writers’ Workshop, para que la historia funcione “hay que sembrar obstáculos en el camino de nuestro personaje principal”. Esos obstáculos crearán un conflicto. Y es que para tener un conflicto, el protagonista no puede tener las cosas fáciles. Si fuera así, se acabaría la historia enseguida.
No siempre, sin embargo, el conflicto y los obstáculos serán evidentes. En ocasiones los conflictos son internos, relacionados con la psicología del personaje y pueden no estar en la superficie, pero, pese a ello, influir en sus decisiones y en el desenlace de la historia. Y es que el conflicto actúa como motor de la historia.
El conflicto narrativo se pone a los objetivos del protagonista. Si no tiene la suficiente fuerza, será solo un simple incordio más que una verdadera complicación.
Tipos de conflictos en la narración
Básicamente se suele decir que existen dos tipos de conflictos narrativos: internos (dependen únicamente del protagonista) y externos (no dependen del él, sino que están en su entorno). De algún modo todos los conflictos pueden englobarse dentro de una de estas categorías. Aunque quizá sea más completa la tipología del conflicto narrativo que establece José Luis Alonso de Santos, en su libro La escritura dramática, que es una buena guia para analizar los conflictos de nuestras historias:
Clasificación de los conflictos narrativos
- Conflicto con uno mismo
El conflicto está en el interior del protagonista, ya sea porque tiene dos deseos que entran en contradicción, ya sea porque el deseo es la necesidad del personaje de ser lo que no es para alcanzar así la felicidad. Es el caso, por ejemplo, del conflicto principal de El Club de la Lucha, la novela de Chuck Palahniuk, de la que poco puedo contar para no desvelar el desenlace; o también el de Juan Castel, el protagonista de la novela El túnel de Ernesto Sábato.
- Conflicto de relación: conflicto con el otro
Aquí el conflicto se materializa en la figura de un personaje. Las fuerzas enfrentadas se originan por discrepancia entre los objetivos perseguidos por el protagonista y el antagonista. El conflicto es en este caso un personaje o una organización: el malo, el monstruo, un poder supremo, etc. Es el conflicto de gran parte de las novelas de aventuras y de fantasía, sobre todo en el mundo de la animación y el cómic. Como en la novela El Hobbit de J.R.R. Tolkien, en la que Bilbo Bolsón se une a una compañia para derrotar al dragón Smaug.
En las novelas policíacas, el antagonista del detective sería el criminal. ¿Logrará atraparlo?
En ocasiones, el monstruo es una figura animal que esconde un significado simbólico (con frecuencia relacionado con un conflicto social), como por ejemplo en El viejo y el mar de Ernest Hemingway.
- Conflicto de situación: conflicto con lo que tiene o lo que es
Se da cuando el protagonista no está satisfecho con alguna de las facetas de su vida y quiere aspirar a una situación diferente, a algo mejor.
Es el conflicto principal de Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq. El protagonista de la novela es analista informático con depresión, que se considera un fracasado sentimental y vive desencantado con la sociedad en la que vive.
- Conflicto social: conflicto con lo que le rodea
El protagonista debe luchar contra su entorno, que no le acepta.
En El extranjero, novela de Albert Camuscuya lectura recomendamos, Meursault, su protagonista, no muestra ningún tipo de arrepentimiento cuando es juzgado por haber cometido un crimen.
El conflicto narrativo en el cuento
El conflicto en el cuento se engloba normalmente dentro de una única categoría de las que ya hemos visto. En un cuento, normalmente solo existe un conflicto, porque en él solo desarrollamos un tema. Si hay varios conflictos, forman parte de un todo.
El conflicto narrativo en la novela
El conflicto en la novela, sin embargo, puede estar compuesto por uno o varios conflictos más complejos, conflictos que pueden ser internos o externos. Como mínimo, si queremos escribir novelas, tendremos que diseñar un conflicto por cada una de las tramas o subtramas que desarrollemos en ella. Como mínimo habrá dos, una de la trama principal y otra en la trama secundaria, con frecuencia llamada subtrama emocional. Aunque ambos conflictos suelen estar relacionados.
Lo importante, como hemos dicho ya, es que el conflicto narrativo debe tener fuerza, y podemos lograr esa intensidad con un conflicto muy gordo, por decirlo de alguna manera, muy difícil de salvar, con muchos conflictos más pequeños, o mediante la combinación de ambas cosas.
Resolver el conflicto: solución del conflicto en una narración
Al llegar al desenlace, deberá resolverse el conflicto. El desenlace no puede, por tanto, ser algo arbitrario.
El desenlace que resuelve el conflicto narrativo deberá tener relación con todas las decisiones y complicaciones a las que se haya enfrentado el protagonista en el nudo. No dejes que el destino de tu personaje dependa del azar.
Aunque quieras diseñar un desenlace abierto, en dicho desenlace debe resolverse de alguna manera el conflicto. Si bien, en este caso, pueden ser posibles dos alternativas a la resolución del conflicto y ninguna de ellas anularse específicamente en el texto. El lector puede interpretar que es una u otra, o bien que las dos son posibles.
Conclusión, en el desenlace de la historia se resuelve el conflicto de forma satisfactoria si ha logrado superar el conflicto y lograr lo que quería. Si no, el desenlace es insatisfactorio para el protagonista, el conflicto fue más fuerte y pudo con él. Existe una tercera opción, y es que el personaje desista: se rindió.
¿Cómo sé si he construido un buen conflicto narrativo?
Es difícil hablar en términos generales, pero trataré de darte algunos consejos que te pueden ayudar a diseñar un buen conflicto narrativo. Aquí hablaré también de algunos de los errores que suelo encontrar en los talleres de novela.
Consejos para diseñar un buen conflicto narrativo:
1-El protagonista actúa y toma decisiones, no se mueve por azar
Si tu protagonista se queda quieto y llega un momento en que no tiene nada que hacer, es muy posible que no hayas diseñado un buen conflicto. Si lo tuviera, te aseguro que no pararía. Siempre tendría algún obstáculo que salvar.
Cuando pensabas que tu novela iba a ser una novela de más de doscientas páginas y resulta que, después de escribir cincuenta, parece que ya no tienes nada que decir, es un indicio de que el conflicto narrativo no es lo suficientemente fuerte. Más que una complicación, has ideado tan solo un incordio.
2-El protagonista no debe superar los obstáculos con facilidad
Recuerda que el prota no puede tenerlo fácil. Si al revisar el borrador, te das cuenta de que cosa que se propone, cosa que consigue, sin encontrarse ningún revés ni tener dudas respecto a lo que tiene que hacer. No vas por buen camino. Vale que sea el héroe, pero no es perfecto.
A menudo en los proyectos de mis alumnos, los protagonistas tienen que superar pruebas físicas muy duras, enfrentarse en batallas sangrientas o luchar contra malvados antagonistas. Cuando lo logran a la primera, incluso sin ningún tipo de preparación ni entrenamiento, la verosimilitud comienza a caer en picado. Ya sabemos que es muy probable que derrote al monstruo, pero como lectora yo quiero saber qué hizo para conseguirlo. No vale que me lo cuentes, que me digas que después de un duro entrenamiento y muchas guerras derrotó al malo. Quiero ver cómo lo logró.
No es bueno que tu protagonista resuelva cada problema a la primera. Tal vez quieras que al final logre su objetivo, pero que se lo curre un poco, ¿no? Quién algo quiere…
3-Entra en juego un dilema moral
Con frecuencia, un conflicto fuerte no solo no resulta fácil de solucionar, sino que conlleva algún dilema moral para el protagonista. Tal vez tenga que renunciar a algo, tal vez pagar un precio muy alto. No siempre es fácil elegir. Cuantas más cosas estén en juego, cuanto más riesgo corra y cuanto más grande sea la recompensa, mejor.
Si todo es perfecto, todos son felices, y el protagonista no ha tenido que renunciar a nada ni la historia le ha afectado profundamente, es porque el conflicto era en realidad solo una pequeña complicación. Salvo en algunas comedias o novelas románticas, gane o pierda el protagonista, finales felices perfectos para todo el mundo no existen.
4-El protagonista debe poder elegir
Hemos dicho que un buen conflicto obliga al personaje protagonista a actuar y tomar decisiones, pero para poder hacer esto, necesita que el conflicto plantee al menos dos alternativas posibles. El protagonista debe poder elegir su destino: luchar o huir. No lo coloques en una situación sin salida. Puede serlo solo en apariencia, eso sí, porque en un momento dado, en una escena puntual, vayas a utilizar el recurso del cliffhanger. Pero siempre debe tener opciones, la posibilidad de intervenir de alguna manera, si no es así, nunca se enfrentará a ningún dilema, simplemente se estará dejando llevar. Y eso no despierta el interés del lector. Cualquier personaje podría hacer lo mismo. Por qué seguir a ese prota.
Espero que estas indicaciones, que no tratan de ser normas ni mucho menos, sino simplemente consejos para escribir, te hayan sido de ayuda. Mantener este blog y estos consejos gratuitos se llevan gran parte de nuestro trabajo, si te gusta, no te vayas sin comentar. Muchas gracias.
Bibliografía:
El extranjero, de Albert Camus. Novela corta muy recomendable.
Guía práctica para escribir ficción de la escuela de escritores de Nueva York. Varios autores.
La escritura dramática, de José Luis Alonso de Santos.
Muy buen aporte. Explícito y lleno de luz. Parece que la historia de la humanidad es un eterno conflicto.
Gracias por compartirlo.
Muchas gracias, me ha sido de mucha utilidad su artículo.
Excelente, es lo mas didáctico que he leido sobre conflicto. Gracias.
Muy bueno me ha sido de mucha ayuda, gracias.
Muchas gracias por compartir. Los que apenas iniciamos necesitamos más como esto.
Me ha sido de mucha utilidad.Muchas gracias.
Creo que sirvió, pero no lo encuentro.
Me pareció muy bueno y didáctico el artículo. Gracias
¿Cuál sería el conflicto de “Vendo zapatos de bebe sin usar” de Hemningway?
La muerte del bebé, seguramente un aborto.
Gracias por lo didáctico de su artículo.
Un buen ejemplo para seguir creando y creciendo.
Para los que damos nuestros primeros pasos en el arte de la literatura, estos temas son realmente interesantes.
Fue de mucha ayuda. Gracias.
Me parecen muy interesantes las recomendaciones que hacen, les agradezco su generosidad al poner su experiencia al servicio de quienes pretendemos escribir historias y procuraré seguir su instructivo Blog. Saludos cordiales
Muy bueno el artículo. Sencillo, entendible, claro. Gracias .
Muchas gracias por compartir vuestros conocimientos. Un artículo muy claro, conciso y didáctico. Sigo aprendiendo!
Buen artículo. Muy bien explicado y muy aclarativo.
Gracias por sus aportaciones al blog.
Excelente articulo, me sirve mucho para darle forma a mis nuevos cuentos, amo la escritura valoro este material que generosamente comparten.
Muy bueno y me sirvio para estudiar para pruebas finales