
Hemos visto en otras entradas del blog algunos decálogos de escritores para escritores, como el Decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga o el Decálogo de Augusto Monterroso. Nos ha parecido interesante un nuevo decálogo del buen bibliotecario escolar porque no está orientado a la escritura, sino a la lectura o, más bien, al fomento de la lectura. Juan José Lage Fernández, en su libro Bibliotecas escolares, lectura y educación, propone diez consejos para ayudar a fomentar la lectura en las escuelas y mantener una biblioteca escolar activa y abierta. En la era de la videojuegos, no resulta extraño encontrarse con una juventud que cada vez lee menos, y que si lo hace, con frecuencia en por obligación, por imposición escolar. Pero, para fomentar el hábito de la lectura, lo primero es enseñar a leer por placer, ayudar a los niños y jóvenes a descubrir la fascinación que esconde la ficción, y ahí las bibliotecas, y los bibliotecarios, pueden tener un papel interesante.
Aunque el libro de Lage Fernández está enfocado a las bibliotecas escolares, sus consejos sirven de ayuda para cualquier tipo de biblioteca. Esperemos que os sean útiles.
Decálogo del buen bibliotecario escolar
1-El buen bibliotecario escolar es el que consigue apoyo a sus proyectos, el que una a la comunidad educativa en torno a sus iniciativas, el que integra y consigue mantener la biblioteca como centro de interés permanente y sabe vender su proyecto implicando al mayor número de profesionales en el concepto de biblioteca que propone y ofrece participar a cada cual en la medida de sus posibilidades.
2-Tiene ideas; es creativo, dinámico, inquieto y soñador; no se deja llevar por la rutina; despliega una actividad frenética; tiene una mente abierta a sugerencias, y propone iniciativas variadas y continuas.
3-El bibliotecario escolar es receptivo a las sugerencias de los lectores; está en permanente contacto con ellos, sabe escucharles y conoce sus gustos y preferencias. Como es democrático, atiende y satisface en la medida de lo posible las opiniones y sugerencias de los usuarios y de los compañeros, razona y explica las posibles discrepancias que puedan surgir y argumenta con rigor y vehemencia sus puntos de vista.
4-El buen bibliotecario escolar, no solo es un buen lector, un apasionado de la lectura y de la cultura que tiene sentido crítico y sabe discernir, sino que conoce bien los fondos de la biblioteca y es capaz de transmitir su pasión lectora a los potenciales lectores y crear un ambiente literario, de amor a la letra impresa.
5-El buen bibliotecario escolar está capacitado para revisar periódicamente los fondos y expurga, retira o elimina aquellos que ya no son necesarios, que han quedado obsoletas o que no se atienden a los criterios de calidad o necesidad. Y ello siempre teniendo en cuenta que esta actividad seleccionadora es imprescindible para la misma subsistencia de la biblioteca, y que no solo responde a la pujanza del mercado editorial, sino también a la propia vitalidad de los usuarios.
6-Es el que tiene un criterio claro cuando procede a la adquisición de los nuevos fondos o reposición de los expurgados, y no se deja llevar por el azar, la novedad o la improvisación; es sistemático y riguroso; procede con método y sabe en todo momento qué tipo de fondos precisa la biblioteca, teniendo en cuenta siempre las necesidades de los lectores y los objetivos del currículo.
7-Propone continuas actividades o estrategias de animación; las gradúa en diferentes niveles de dificultad para adaptarlas a todas las etapas educativas y las espacia en el tiempo. Con ello busca acercar los fondos disponibles a los usuarios, motivarles, excitar su curiosidad y dotar de vida y movimiento a la biblioteca.
8-Organiza y dispone los fondos de acuerdo con un criterio universal, práctico, eficaz y sencillo, de manera que los usuarios se familiarizan con los mecanismos que rigen sus funcionamiento y acceden a los fondos con facilidad y confianza. Cree que el ordenes fundamental en la formación de lectores y plantea, además continuas actividades lúdicas para la formación de los usuarios.
9-Es un eficaz gestor que maneja los recursos económicos con prudencia, siempre preocupado por recabar más fondos para sus proyectos, y dispone de ellos con equidad y justicia, atendiendo a los intereses generales y no al bien particular o individual.
10-Tiene buen gusto; se preocupa por la estética, por hacer de la biblioteca una estancia de agradable decoración y ambiente confortable, ambientada para que el lector se encuentre cómodo y relajado; es capaz de sorprender al lector con la belleza y el diseño de la estancia, por lo se acercará a ellos a través del ámbito de la sensibilidad y las emociones. Pues el buen bibliotecario está convencido de que la biblioteca de su centro debe ser el lugar más atravtico y acogedor del recinto escolar.
En suma, el buen bibliotecario es aquel que selecciona, integra, anima, orienta, propone, organiza, escucha, coordina, gestiona e innova.
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Bibliografía:
Bibliotecas escolares, lectura y educación. Lage Fernández,Juan José.

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