Encontrar tiempo para escribir en medio del ajetreo del día a día es algo que cuesta muchísimo, y no solo a quienes están empezando, sino también a los que se dedican a la escritura de forma profesional. Aunque técnicamente puedan dedicarle ocho horas al día a escribir, muchas veces, la realidad es que hacerlo sigue siendo un desafío.
Cada día parece estar lleno de pequeñas crisis que requieren atención inmediata. Siempre está esa sensación de que mañana retomarás el trabajo, pero hoy hay cosas que no puedes dejar de hacer. Además, se suma esa frustración de ver cómo el tiempo se te va, y no saber cómo frenarlo para sentarte a escribir. ¿Cómo encontrar tiempo para escribir en un día que ya parece sobrecargado?
Si alguna vez te has encontrado quejándote de no tener tiempo para escribir, aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte a encarar el problema y darle solución.
1-Acepta que el tiempo perfecto no existe
Lo primero que tienes que aceptar es que no hay un “momento ideal” para escribir. Siempre vas a encontrar algo que te distraiga, alguna urgencia que te haga perder la concentración o que detenga tu trabajo. Nunca tendrás el lujo de sentarte con total calma y terminar tu novela de un tirón, porque para eso necesitarías abandonar tu trabajo, tu familia y tus amigos, e irte a un retiro de escritores durante meses. Eso, claro, si pudieras hacerlo. Pero lo cierto es que, por muy ocupado que estés, el tiempo perfecto para escribir no va a llegar solo. Lo que realmente importa es que empieces a escribir cuando puedas, sin esperar a que las condiciones sean ideales. Yo siempre digo que escribir es como tener un hijo. No hay un momento ideal, cuando no es por el trabajo, es por falta de estabilidad económica o porque tenemos mil cosas planeadas. Al final es lanzarse al vacío y ya.
2-Reserva algo de tiempo en la agenda
Al final, la única manera de encontrar algo de tiempo es reservando un hueco en tu agenda para escribir, como quien pone un plazo para una tarea. Tampoco se trata de forzarlo ni hacerlo a lo loco. Piensa primero qué momento del día o de la semana sería el ideal para ti. No programes por encima de tus posibilidades, sé realista. Si crees que no podrás escribir a diario no pasa nada. Pero sí al menos un ratito a la semana. Se trataría después de mantener la racha y no perderla. Como si jugaras a un videojuego o practicaras un idioma en el Duolingo. Eso reforzará tu ánimo y tu rutina para escribir.
3-Pon la escritura en la lista de prioridades
Para ser productivos, necesitamos hacer de la escritura una parte de nuestra rutina diaria. Muchos escritores principiantes cometen el error de pensar que escribir es algo extra, un lujo que solo podemos permitirnos después de haber hecho todo lo demás. Pero la realidad es justo al revés: cuando pones la escritura en primer lugar, todo lo demás, como por arte de magia, se va ajustando a ella, como si fuera un rompecabezas.
Si compartes piso con familiares y amigos, hazles partícipes de tu decisión de escribir, y cuál es tu momento reservado para ello.
4- Fórmate
Los cursos de escritura creativa muy útiles para mantener rutinas, pues te obligan a entregar ejercicio cada cierto tiempo. Con ellos, no solo aceleras el proceso de escritura, sino que además aprendes nuevos recursos literarios y encuentras personas con tus mismos intereses y preocupaciones a la hora de escribir.
5- Planifica
Una vez tienes establecida tu rutina, planifica cuánto puedes escribir cada semana. Puedes imponerte un número de palabras a la semana, de forma aproximada, y a partir de ahí calcula cuánto tiempo necesitarás para terminar tu novela o tu libro de relatos como primer borrador. No olvides añadir después un tiempo para la revisión del texto, incluyendo un tiempo de reposo previo a la revisión. Y por último el tiempo para la corrección definitiva.
A partir de ahí puedes dibujar un plan de trabajo donde podrás ir comprobando adelantes y retrasos, para poder reajustarte a lo planificado.
6- Prémiate
Una vez hayas puesto en marcha tu plan de rutinas y veas que te funciona, puedes establecer un sistema de recompensas. Darte un capricho, celebrarlo con un ritual o lo que te apetezca. No seas muy duro contigo mismo, celebra no solo el éxito final, sino también los avances.
También puedes premiar el día a día con algo que no cuesta dinero: controlando tus pensamientos. Felicítate durante el proceso. No te critiques demasiado, salvo en la etapa de revisión. Encuentra algún punto en el que haya mejorado en tu escritura, ya sea de la trama, el estilo o cualquier otra cosa. Llénate de pensamientos positivos, te harán falta. Nuestros pensamientos tienen mucha fuerza y es lo más económico que puedes encontrar.
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