
Para crear personajes de ficción necesitamos conocer a fondo su psicología. En psicología son muchos los intentos de establecer una clasificación de los caracteres y personalidades del ser humano. El eneagrama, el Indicador de Myers-Briggs, los rasgos de personalidad de Goldberg… Ya los mencionamos en otra entrada del blog cuando hablamos de la descripción psicológica de un personaje.
En este artículo estudiaremos los 12 arquetipos de Jung y veremos de qué forma pueden ayudarnos a crear personajes para nuestras historias, dándoles profundidad y ayudándonos a clarificar cuáles son sus funciones narrativas.
Los arquetipos de Jung son patrones universales de comportamiento que representan aspectos fundamentales de la psique humana. Carl Jung, psicólogo suizo, identificó una serie de arquetipos presentes en todos los seres humanos, y creía que estos arquetipos se manifestaban a través de mitos, sueños, arte, y, por supuesto, también lo hacen en la narrativa de ficción. A continuación, analizamos los 12 arquetipos de Jung y pondremos algunos ejemplos de estos tipos de personajes en la ficción literaria y cinematográfica.
Los 12 arquetipos de Jung
Arquetipo 1. El Inocente
Los personajes que representan este arquetipo son soñadores ingenuos, siempre tratan de ver lo bueno en el mundo y buscan el lado positivo en cada situación. Representa la pureza, el optimismo y la creencia en el bien.
Este arquetipo busca la felicidad y la paz, y tiene una visión del mundo más bien idealista.
El personaje de Pinocho sería un buen ejemplo de inocente.
Arquetipo 2. El amigo o el hombre corriente
Son confiables, realistas y honestos. Siempre buscando su pertenencia en el mundo y un lugar donde encajar. No quieren quedarse fuera, pero tampoco destacar. No suelen llamar la atención y suelen comprometerse mucho con lo que hacen.
Representa al buen chico, al ciudadano ejemplar o el trabajador modelo. George Bailey de la película Qué bello es vivir sigue todos los patrones de este arquetipo.
Arquetipo 3. El héroe
Representa la lucha por superar los desafíos, la evolución personal y el crecimiento. Es el protagonista que enfrenta adversidades y se sacrifica por un bien mayor. Se esfuerza por defender a los demás. Buscan la justicia e igualdad y se enfrentarán incluso a las fuerzas más poderosas si piensan que están equivocados. A menudo necesitan demostrar su valentía.
En la literatura, el personaje héroe puede ser un guerrero, un líder o alguien que se enfrenta a grandes retos, como salvar el mundo, derrotar a un enemigo o ayudar a otros. Es un arquetipo que no suele faltar en la trama de monstruo. Muchos de los protagonistas de las novelas fantásticas como Harry Potter o Frodo Bolsón, son héroes de ficción. Pero también Wistan, de la novela El gigante enterrado de Kazuo Ishiguro o la teniente Ripley de Alien, el octavo pasajero.
Arquetipo 4. El protector
El arquetipo del protector o cuidador está relacionado con el arquetipo 2, el amigo, pero, en este caso, la comunidad o pertenencia a un grupo queda en segundo plano. Se caracterizan por su empatía, altruismo y compasión. A menudo se desviven por el cuidado de otro o de otros, y deben prestar más atención a cuidarse a sí mismos y aprender a decir no a las demandas de los demás.
Su principal objetivo es ayudar a los demás. Su principal virtud es la generosidad y la capacidad de sacrificio. Sin embargo, su mayor debilidad es que pueden ser explotados con facilidad por otras personas.
Samwise Gamgee de El Señor de los Anillos sería una representación de este arquetipo que protege y apoya a Frodo a lo largo de la historia. Lo mismo sucede con Peeta Mellark, compañero y enamorado de Katniss en Los juegos del hambre. La lealtad y generosidad son las características más destacadas de este arquetipo.
Arquetipo 5. El amante
La personalidad del amante consiste en buscar el equilibrio y la armonía con las personas con las que comparte su espacio. Tiene miedo de estar solo y no de ser correspondido, por eso suelen esforzarse en resultar atractivos, tanto física como profesional o emocionalmente. Sus objetivos son encontrar el amor verdadero y complacer a los demás.
Son personas muy empáticas, pero a menudo tienden a ser poco asertivas y a no manifestar sus propios deseos con el objetivo de evitar los conflictos. Por ello, por el deseo de complacer al otro, puede cohibir parte de su personalidad.
Es un arquetipo que no falta en las historias románticas. Jane Bennet, la hermana mayor de Elizabeth Bennet, protagonista de la novela de Jane Austen de Orgullo y prejuicio sería un ejemplo del arquetipo del amante.

Arquetipo 6. El bufón
Siempre que haya una fiesta o celebración, ahí estará el bufón apara animarla. Tiene un gran sentido del humor y poco temor a hacer el ridículo. Su objetivo es hacer felices a los demás y con frecuencia utiliza el humor para romper tensiones y lograr la calma. A veces pueden ser personajes torpes y algo ingenuos, lo que provoca también las risas del resto de personajes.
También tiene un lado profundo que tiene miedo de mostrar, y le cuesta exteriorizar sus emociones. A veces el humor es solo una máscara.
Arquetipo 7. El explorador
El explorador es una persona que necesita vivir emociones nuevas. Los retos son su motivación. Descubrir el mundo es una forma de descubrirse a sí mismo.
Sin embargo, es un inconformista. Odia la rutina y por eso a veces le resulta difícil establecerse en un trabajo o una relación durante demasiado tiempo, a menos que le permita conservar su libertad para explorar.
Su mayor miedo es sentirse atado a una situación o circunstancia que les exija responsabilidad porque esto puede impedir su deseo de partir en busca de aventuras. Representa la libertad y la búsqueda de la autenticidad personal.
Aventureros, exploradores, o personajes que buscan su lugar en el mundo, como Indiana Jones son los típicos personajes de este arquetipo. Un ejemplo literario sería el capitán Alatriste, de las novelas de Pérez Reverte. También algunos de los protagonistas de la literatura de viajes poseen las características del arquetipo explorador.
Arquetipo 8. El rebelde
El rebelde quiere cambiar las cosas que considera injustas o que no funcionan. Quiere abandonar las antiguas tradiciones o costumbres, para sustituirlas por otras nuevas. Su mayor miedo sería no lograr ese cambio que tanto ansía.
Estos personajes rebeldes y revolucionarios por naturaleza, en ocasiones porque ellos mismo sufren o han sufrido una opresión de la que necesitan liberarse.
En general, se corresponden con este arquetipo todos los protagonistas que luchan contra el sistema. Winston Smith personaje de 1984 (George Orwell) es un rebelde que se enfrenta a un sistema totalitario opresivo. Su deseo de libertad personal y de cuestionar la autoridad lo lleva a desafiar el Partido y a tratar de encontrar una forma de escapar de la tiranía. Representa la resistencia contra las estructuras opresivas.
Jean Valjean, protagonista de Los Miserables, de Víctor Hugo; Lisbeth Salander de la saga de Millennium de Stieg Larsson, o V de Vendetta son ejemplos de este arquetipo.
Arquetipo 9. El creador
Es un personaje con gran imaginación y muy creativo. Suele ocupar profesiones artísticas, aunque se le puede encontrar en casi cualquier trabajo. Lo que le caracteriza es su tendencia innata a crear cosas nuevas, ya sea desde cero o renovando algo ya existente.
Son perfeccionistas y tienen bloqueos creativos debidos al miedo a no ser excepcionales.
Geppetto, el padre de Pinocho, o Emmet Brown de Regreso al futuro son personajes que se adaptan a este arquetipo.
Arquetipo 10. El mentor (el Sabio)
El mentor guía al héroe, dándole sabiduría y enseñanzas, consejos o herramientas para su viaje, a menudo también protección. Este arquetipo es el que brinda conocimientos y orientación.
Su principal virtud es su capacidad y disposición para enseñar a los demás. Por eso también, a menudo, suelen encontrarse en roles de enseñanza o relacionados con la educación, pues tienen la capacidad de hacer que las ideas complicadas sean fáciles de entender para otros. Su debilidad es sentirse paralizado ante la toma de decisiones por creer que no tiene la información suficiente.
Es un personaje presente en muchas historias de magia y fantasía. Gandalf en El Señor de los Anillos, Dumbledore en Harry Potter o el señor Miyagi de Karate Kid se corresponderían con este arquetipo.
Arquetipo 11. El mago
A diferencia del sabio, el mago no solo valora el conocimiento y las ideas, sino que les aporta su visión personal. Debido a esto, se trata de una personalidad transformadora y que tiende a los enfoques más filosóficos y reflexivos. Aspira a comprender el funcionamiento del mundo y a percibirlo de una forma diferente al resto de personas, por lo que es capaz de ofrecer una visión del mundo completamente distinta a lo establecido.
Su mayor miedo consiste en no ser capaz de prever consecuencias negativas derivadas de sus acciones, mientras que su mayor debilidad es que puede llegar a convertirse en una persona manipuladora y egoísta.
Arquetipo 12. El gobernante
Le gusta tener control, ya sea de las personas que tiene a su alrededor como de los sucesos o acontecimientos que tienen lugar en su vida cotidiana. Su principal objetivo tiende a ser crear una comunidad, grupo o familia próspera, encabezada por sí mismo como figura del líder.
Su mayor miedo es la pérdida de control y el caos, mientras que su principal debilidad es que pueda ser percibido como alguien autoritario y como alguien incapaz de delegar en otras personas.
Cómo crear personajes de ficción con los 12 arquetipos
Desarrollando un arquetipo base
Decide cuál de los arquetipos será la base del personaje. ¿Será un héroe que se enfrenta a desafíos? ¿O un embaucador que siembra caos? Esto definirá su papel principal en la historia.
Crear personajes que combinen varios arquetipos
Un personaje puede incorporar varios arquetipos. Por ejemplo, un héroe puede tener rasgos de rebelde o de cuidador. La mezcla de arquetipos le da complejidad y hace que sea más realista y profundo.
Transformaciones
Los personajes no deben ser estáticos, deben evolucionar. Podemos crear los distintos tipos de personajes inicialmente siguiendo las ideas un arquetipo, pero, tras enfrentarse al conflicto narrativo y superar sus miedos y debilidades, convertirse en otro.
También puedes desarrollar arquetipos diferentes dependiendo de si desarrollan más sus fortalezas o sus debilidades: el explorador sin un rumbo fijo, el rebelde que justifica el fin sin importar los medios, el gobernante dictador.
Utilizando los arquetipos como una guía para su comportamiento
Los arquetipos ofrecen pistas sobre cómo el personaje podría reaccionar ante ciertas situaciones. El Mentor puede ser sabio y calmado en momentos de crisis, mientras que el Rebelde puede actuar impulsivamente.
Haz que interactúen entre sí
Los arquetipos de los personajes pueden entrar en conflicto o complementarse entre sí. Por ejemplo, un Héroe puede tener que aprender a escuchar al Mentor, o un Rebelde puede ser desafiado por el Gobernante.
En resumen, los arquetipos de Jung proporcionan una excelente base para crear personajes complejos que son universales en sus emociones y comportamientos, pero también permiten la flexibilidad necesaria para desarrollar historias ricas y atractivas. ¿Te animas a analizar o crear personajes partiendo de estos arquetipos?
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