
Conocemos por otras entradas del blog los tipos de descripciones que podemos utilizar para describir un personaje o escenario, y hemos estudiado también algunos recursos propios de la descripción literaria. Pero aún quedan algunas cosas en el aire. Algunos alumnos me preguntan: ¿Y cuándo las utilizo? ¿Tengo que describir siempre un personaje o un escenario?
No, no se trata de que cada vez que aparezca un personaje o un escenario tengamos que introducirlo en escena mediante una pequeña descripción. Se trata de saber seleccionar cuándo puede ser interesante hacer descripciones, cómo hacerlas y por qué.
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1-Descripción de un escenario: por qué describirlo
No tenemos que ofrecer una descripción pormenorizada de cada escenario donde se muevan nuestros personajes. Justificar una descripción de una persona únicamente para que el lector pueda ver un escenario no es suficiente, pues en ese caso nuestra novela se extendería hasta las mil páginas si tuviéramos que mostrar todos y cada uno de los lugares que aparecen en nuestra historia. Una cosa es lograr la visibilidad, para la que podemos ayudarnos de las acciones de personaje y la adición de algunos detalles del entorno, de manera que sitúen a los lectores dentro de la escena, y otra cosa es extendernos en una descripción.
Conviene preguntarnos se esa descripción nos aporta algo más. En muchos casos es así, sobre todo en determinados géneros literarios. Necesitaremos mostrar al lector los lugares que son imaginados por nosotros en el género de la fantasía. De igual modo, un personaje fantástico o una raza de seres extraños deben ser descritos para que el lector pueda verlos. No podrá hacerse si no, una idea de ellos. En cambio, si decimos que un niño de dos años juega en un parque de bolas. No es necesario hacer una descripción precisa ni del personaje ni del lugar.
Además del género fantástico, otros géneros pueden requerir de descripciones para lograr una atmósfera literaria, como el terror o el thriller.
En ocasiones la descripción de un escenario se utiliza para mostrar algún aspecto del personaje. Su casa, su despacho o su dormitorio nos pueden proporcionar una idea general de su forma de ser. No es lo mismo que viva en el campo que en ático de lujo de una gran ciudad. Una habitación desordenada, discos de vinilos colgados de las paredes, estanterías llenas de libros o ropa tirada por el suelo… estos detalles nos ayudan a caracterizar a los personajes.
Esta es la descripción del lugar donde trabaja el escritor Andrew J. Rush, protagonista de la novela Rey de Picas, Una novela de suspense de Joyce Carol Oates. Apuesto a que no se parece a tu lugar de trabajo.
El cuarto donde escribo, del que se han publicado fotos en el New York Times Style Magazine, así como en New Jersey Life, está en el segundo piso de la casa, en una ampliación edificada sobre el garaje (antigua cuadra). Las claraboyas y ventanas de este luminoso cuarto dan a una pendiente cubierta de hierba que llega hasta un gran estanque donde las aves acuáticas (ánades reales, gansos del Canadá, cisnes) nadan lánguidamente. Más allá hay un bosque caducifolio, parte todavía de nuestra propiedad; a continuación, apenas visible desde mi estudio, la curva gris azulada del Mill Brook. En una mesa de dibujante, en esa habitación, redacto mis novelas en el ordenador a partir de notas manuscritas; en la pared junto a la mesa cuelgo mapas, tramo argumentos, esbozo retratos de mis «personajes», hago listas cronológicas. Porque soy un autor meticuloso de novelas de misterio: incluso los lectores a los que no les gustan mis libros por sus inevitables finales optimistas han de reconocer que nadie los concibe de manera más concienzuda que Andrew J. Rush.
En un alféizar frente a la mesa de dibujante están mis talismanes mágicos: fotos de familia, el premio Edgar a mi primera novela, recuerdos y amuletos de la buena suerte.
En un pequeño refrigerador almaceno provisiones que proporcionan energías rápidas: zumo de naranja, barritas de yogur y almendras, Coca-Cola Light, vino blanco.

2-Descripción de una población o ciudad
Cuando se trata de describir una población, hay que preguntarse si se trata de una ciudad muy conocida por nuestro público lector o no, y si se trata de una ciudad real o inventada. Si se trata de un lugar de ficción deberemos hacer un trabajo extra de visibilidad, con lo que añadir alguna descripción no suele estar de más.
Es importante también tener en cuenta el aspecto temporal. No es lo mismo Roma en la actualidad que en el periodo del Imperio Romano.
El género de tu historia hay que tenerlo muy en cuenta. Como es lógico, el género de viaje o de aventuras es muy importante la descripción de los lugares visitados por el protagonista y/o narrador.
En determinadas historias, el lugar donde suceden es como un personaje más de la novela, pues, de algún modo, la forma de vida de esa población influye en la forma de ser y de actuar de los personajes.
3-Descripción de personajes principales y secundarios
Es más habitual utilizar breves descripciones cuando introducimos los personajes secundarios de las novelas, justo después de su primera aparición. Por qué. Porque los personajes principales requieren de mayor atención y normalmente vamos a ir desarrollándolos y mostrando su personalidad a lo largo de varias páginas. En cambio, hay personajes secundarios, o terciarios, que aparecerán muy pocas veces, con lo que quizá es mejor seleccionar un par de rasgos que los caractericen y presentarlos al lector desde el primer momento.
Los protagonistas de novela se suelen caracterizar principalmente por sus acciones, porque lo que nos interesa es sobre todo la caracterización psicológica del personaje, esto ya lo hemos tratado en varias entradas del blog. Describirlos físicamente es una opción, no es algo obligatorio, pero siempre es conveniente que el lector conozca algún rasgo de su apariencia. Otros se pueden ir mostrando de forma progresiva integrados de alguna manera en el texto.
De todas maneras, cómo es físicamente y cómo viste no siempre es lo importante. En ocasiones olvidamos detalles más relevantes cómo qué edad tiene, si tiene hijos, dónde vive o en qué trabaja. Insisto en cualquier caso que lo que más nos interesa es su caracterización psicológica y del carácter.
Lógicamente escucharemos hablar al personaje en los diálogos en sucesivas ocasiones, buen momento para conocer cómo se expresa, de qué forma habla, sin necesidad de que tengamos que incluir unos párrafos específicos para esta finalidad.
Es obvio decir que no todos los personajes necesitan ser descritos. Poca información necesitamos de los personajes terciarios o incidentales, salvo que, por alguna razón, necesitemos destacar algún aspecto que sea importante en la trama o en una determinada escena en concreto. Por ejemplo, si se sospecha que el asesino es zurdo o ambidiestro, por decir algo, lógicamente qué mano utiliza para realizar determinadas acciones es importante.
4-Destaca lo que llame la atención en el personaje o el escenario
Más que incluir una relación de todas las características físicas de un personaje (altura, color y largo del cabello, color de ojos, forma de vestir, andares, etc.), a veces es mejor quedarse con una. Una que destaque sobre las demás, eso sí. De poco sirve describir con mucho detalle cómo es un personaje si ninguna de las características es singular. Ya hablamos de esto de la singularidad en otra entrada del blog. Quédate con algún rasgo o rasgos que diferencien claramente ese personaje del resto.
En La cena, la novela de Herman Koch, el narrador describe así a su cuñada:
Definir a la esposa de mi hermano como una aparición era quedarse corto. Yo sabía que había hombres que se sentían intimidados y aun amenazados por su volumen corporal. No estaba gorda, no, no tenía nada que ver con la gordura o la delgadez, en su cuerpo todas las proporciones guardaban un perfecto equilibro. Pero ciertamente todo en ella era grande y ancho: las manos, los pies, la cabeza; demasiado grande y ancho, en opinión de esos hombres, quienes acto seguido se lanzaban a elucubrar sobre lo grandes y anchas que tendría otras partes del cuerpo para, de ese modo, devolver la amenaza a proporciones humanas.
En el instituto tenía un amigo que medía más de dos metros. Me acuerdo de lo agotador que llegaba a ser estar siempre con alguien que te sacaba más de una cabeza, como si estuvieses literalmente bajo su sombra y te tocase menos sol. Menos sol del que me correspondía, pensé en alguna ocasión. Por supuesto, sufría el típico dolor en la nuca por tener que mirar hacia arriba continuamente, pero eso era lo de menos. En verano íbamos juntos de vacaciones. Mi amigo tampoco era gordo, solo alto, pero yo notaba cualquier movimiento de sus brazos, piernas y pies, que sobresalían del saco de dormir y empujaban la lona de la tienda como un forcejeo por conquistar más espacio, un forcejeo del que me sentía en parte responsable y que me agotaba físicamente. A veces los pies le asomaban por la entrada de la tienda, y en esos momentos me sentía culpable de que no hiciesen tiendas más grandes para personas como mi amigo.
En presencia de Babette, siempre me esforzaba por hacerme más grande y más alto de lo que era. Me enderezaba para que ella pudiese mirarme a los ojos: a la misma altura.
5-Descripción y géneros literarios
Incluir descripciones suele ser más habitual en la novela que en el cuento. Debido a la limitación de la extensión y al predominio de las acciones frente al personaje en este último, es aconsejable que no haya demasiadas o, al menos, que los detalles se incorporen de forma progresiva en el texto para mantener así el ritmo y la continuidad de la narración. Por eso, en los relatos suele ser recomendable la utilización de descripciones breves y dinámicas frente a las descripciones largas y estáticas. También hemos visto esto en el blog cuando comentamos los tipos de descripciones, no me extiendo mucho con ello.
Las descripciones dinámicas son más fáciles de integrar en un texto de cierta extensión, por eso en la novela en cambio suelen utilizarse con más frecuencia, si bien, la extensión de las descripciones puede ser muy diversa, y depende del estilo del autor y del género de la novela. Hay novelas en las que el espacio y el lugar donde suceden son tan importantes como la historia misma. La novela histórica, las novelas de aventuras, la novela fantástica o de ciencia-ficción se prestan mucho a la utilización de la descripción.
Es especialmente importante la descripción y la visibilidad en los géneros alejados del realismo. Ten en cuenta que, a falta de información, el lector la sustituirá o completará con aquello que conoce, es decir, acorde a las normas y leyes de un mundo realista.
Si alguna característica del personaje o del escenario no se corresponde después con lo imaginado por el lector, se llevará una decepción. Si, por ejemplo, el lector descubriera en la página ciento veinte de una novela que el protagonista puede ver en la oscuridad, justo en el momento en que ese detalle es importante para la trama, no quieras imaginar la mueca que aparecerá en su rostro. ¡Tramposillo!
6-Descripción y atmósfera literaria
Hemos tratado ya la atmósfera en otra entrada del blog, solo recordar aquí la importancia de lograrla especialmente para trasmitir sensaciones y emociones al lector.
Crear atmósfera narrativa es especialmente importante en determinados géneros, como el género del terror o el de suspense. Debemos preparar al lector para lo que va a suceder y vamos a necesitar describir el escenario y lo que está pasando para poner al lector en situación.
Si te gustó esta entrada sobre la descripción de un personaje o escenario, seguramente te interesen también estas otras dos: tipos de descripción literaria, cómo hacer una descripción literaria y características de las descripciones.
La mejor manera de hacer buenas descripciones es practicando. Para ello, puedes inscribirte en alguno de nuestros cursos de escritura creativa.

El lector siempre debe estar ubicado en espacio y tiempo, si no se siente incómodo, y no confía en lo que lee.
Saludos