
Siguiendo con los consejos de escritores, esta vez le toca el turno al novelista Henry Miller. Mientras trabajaba en lo que se convertiría en su primera novela publicada, Trópico de Cáncer, una novela autobiográfica, Miller ideó y siguió una estricta rutina diaria para impulsar su escritura. Entre ellos estaba esta lista de once mandamientos sobre el oficio de escribir que puedes utilizar tú también para escribir una novela. ¿Quieres ponerlos en práctica? A él le funcionaron. Ahí van.
Sobre el oficio de escritor
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Trabaja en una cosa a la vez y no cambies hasta que la termines.
Si te pones una meta clara y objetiva, es más fácil lograrla. Es el principio del coaching.
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No comiences a escribir más proyectos nuevos, ni amplíes ni añadas más material a los que ya has finalizado.
Es un buen consejo. A menudo los escritores se embarcan en varios proyectos a la vez, pero solo es una excusa para no acabar ninguno. Siempre aparece una idea mejor, pero las ideas son solo eso, ideas, o proyectos que a veces no se terminan. Céntrate.
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No te pongas nervioso. Trabaja con calma, con alegría y despreocupadamente en lo que sea que tengas entre manos.
La creatividad es enemiga de la autoexigencia y de las prisas. Ya recurrirás a ellas en la etapa de revisión.
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Trabaja de acuerdo con el programa que te hayas marcado y no de acuerdo con tu estado de ánimo. ¡Para a la hora que te hayas marcado en el programa!
En mi opinión, siempre viene bien planificar. Estamos rodeados de distracciones: televisión, niños correteando por la casa, tareas del trabajo que nos llevamos a casa, cenas de amigos… Resulta difícil avanzar en la escritura de una novela sin ese objetivo claro y un buen programa de trabajo.
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Cuando no puedes crear, puedes trabajar.
Exacto, siempre hay otras cosas que hacer: tareas de documentación, de relectura, de organización de escenas, trabajo con los personajes, con la ficha de novela…
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Consolida un poco todos los días, en lugar de agregar nuevos fertilizantes.
Eso significa de nuevo terminar las tareas propuestas sin acabar antes de empezar otras nuevas.
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¡No dejes de ser un ser humano! Queda con gente, visita lugares, bebe una copa si te apetece.
De vez en cuando hay que descansar, tampoco hay que flagelarse. Además viene bien despejarse para abrir ideas nuevas y superar bloqueos.
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¡No seas un caballo de tiro! Trabaja solo con placer.
Muchas veces he leído y oído de escritores que dicen ser muy metódicos, que trabajan en un horario fijo y determinado, y no se levantan hasta que han cumplido un determinado número de páginas. Yo misma he comentado antes que si no escribes puedes trabajar. La escritura automática, el trabajo de documentación, etc., todo eso se puede programar. Pero no escribas solo porque tienes que cumplir un número de páginas que tú mismo te has fijado de antemano. No merece la pena.
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Abandona el programa cuando quieras, pero vuelva al día siguiente sin falta y concéntrate.
Bueno, es una forma de darse permiso para descansar, de no ser un autómata de la escritura, como hemos dicho antes.
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Olvídate de los libros que quieres escribir. Piensa solo en el libro que estás escribiendo.
Justo, concéntrate en el presente, en la tarea.
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Escribe primero y siempre lo primero. La pintura, la música, los amigos, el cine, todo esto vendrá después.
Si no pones como prioridad la escritura, difícilmente lograrás tu objetivo de convertirte en escritor.
Estos son los once consejos de Henry Miller para escribir una novela.
Rutina diaria del escritor
Además de estos mandamientos, Miller estableció un programa diario de rutina. Para aumentar la productividad, la inspiración y mantener la salud mental. Este era su plan de trabajo diario:
MAÑANAS
Si está atontado, escriba notas y asigne, como estímulo. Si está en buen estado, escriba.
TARDES
Trabajo de sección en mano, siguiendo plan de sección escrupulosamente. Sin intrusiones, sin distracciones. Escribe para terminar una sección a la vez, para siempre.
NOCHES
Ver a amigos. Leer en cafés.
Explore secciones desconocidas: a pie si está lloviendo, si no, en bicicleta.
Escriba, si está de humor, pero sobre otras cosas menores.
Pinte si está vacío o cansado.
Haga anotaciones, gráficos y planes.
Realice correcciones del manuscrito.
Nota: Permita suficiente tiempo durante el día para hacer una visita ocasional a un museo o para dar un paseo en bicicleta. Dibuje en cafés, trenes y calles. Deje las películas. Visite una biblioteca para referencias una vez por semana.

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