
En los cursos de novela que impartimos en la escuela, insisto mucho en la importancia que tiene la caracterización del protagonista de tu novela. Es cierto que en el relato son importantes también, pero aún lo son más cuando tenemos por delante la lectura de cien, doscientas o trescientas páginas.
Los lectores deben empatizar con los personajes de novela
Ya hablamos en otra entrada del blog de la diferencia entre empatía y simpatía. Que el lector pueda empatizar con nuestro protagonista será clave para atraer su atención, para que esté deseando llegar a la siguiente página y saber qué le pasa. No se trata de que nos caiga bien o mal. Si no de comprenderlo, de entenderlo. De saber por qué se comporta de una manera u otra. Solo así la historia será verosímil.
Un protagonista de novela tiene que interesar al lector
Una novela suele tener entre 120 y 300 páginas. Las novelas cortas algo menos, quizá 60 u 80. Eso son muchas páginas que leer. Muchas cosas que los lectores van a ver de tu protagonista. Si quieres que lea hasta la última página, te lo vas a tener que currar.
Es difícil que un lector siga a un personaje que le cae muy mal o al que no traga. No estoy diciendo que sean maravillosos y perfectos, de hecho el protagonista puede ser el malo, y también nos pueden resultar, de hecho, de ser así, interesantes los antagonistas de las novelas. Pero por alguna razón y otra, si logras que nos interesan, los lectores querremos saber muchas cosas de ellos.
Escribe una escena en la que tu protagonista mole
Blake Snyder, guionista y autor del libro Salva al gato, tiene una claves para enganchar al espectador: tienes que lograr que tu protagonista sea “molón”. Sí, tu prota tiene que molar, por eso hay que incluir siempre una escena en la que el protagonista muestre su “faceta molona”, una escena en la que haga algo guai, ya sabes. Algo que puede ser tan sencillo como salvar a un gato. Es conveniente además que esta escena aparezca pronto, sobre todo si queremos aplicar esta técnica en una novela, debemos mostrarla antes de que el lector abandone el libro y se decida por otro. Snyder nos muestra en su libro errores y aciertos de los protagonistas de las películas con algunos ejemplos:
Mirad, si no, una superproducción a la última como Lara Croft. Se gastaron una fortuna en hacer esa peli. Y aún se están preguntando qué es lo que pasó. No se explican que no atrajera al público masculino al que iba dirigida. A mí no me sorprende. ¿Cuál es el problema de esa película? ¿En qué se equivocaron productores y director?
Para mí está claro: no me gusta el personaje de Lara Croft. ¿Por qué habría de gustarme? Es fría y no tiene sentido del humor. Y aunque eso esté bien en el mundo solitario de los videojuegos y de los tebeos, no hace que me entren ganas de salir de casa e ir a ver la película. Los que la produjeron creen que pueden hacer que la protagonista te caiga bien haciéndola molona. A esto se reduce el «desarrollo de los personajes» en las películas de moda: «la chica conduce un coche molón». Así creen algunos que se crea un héroe de éxito.
Pues, colegas, me da igual lo molón que sea: no va a funcionar. ¿Por qué? Porque para que una historia capture nuestro interés, lo primero y principal es que nos guste la persona con la que vamos, a hacer el viaje. Lo que nos lleva al título de este libro: ¡Salva al gato! ¿Salva el qué?
Yo lo llamo la escena de «Salva al gato». Ya no la incluyen en las películas. Y es fundamental. Es la escena en que se presenta al héroe y le vemos hacer algo -como salvar un gato-, lo que define su personalidad y hace que a nosotros, los espectadores, nos caiga bien.
En Melodía de seducción, Al Pacino es un policía. En la primera escena, nos lo encontramos en medio de una operación encubierta. Han tendido una trampa a unos delincuentes que han violado la libertad condicional, haciéndoles creer que van a conocer a las estrellas de los N.Y. Yankees, pero cuando llegan son Al y sus colegas polis los que los esperan para trincarlos. Así que Al es molón. Al menos, ha tenido una idea molona para tenderles una trampa. Pero, además, cuando ya se va, hace algo simpático. Al ve a otro delincuente, que llega con retraso a la trampa y viene con su hijo. Viendo a un papá con su niño muestra su placa al hombre, que asiente con complicidad y se va rápidamente. Y para que no pensemos tampoco que se está pasando de blando, Al aún le suelta al malhechor su frase molona: «Ya te pillo luego».
En fin, no sé a vosotros, pero a mí me gusta Al. Ahora estoy dispuesto a ir a él donde me lleve, y ¿sabéis qué más? Estaré encantado de verle ganar. Todo gracias a una interacción de dos segundos entre Al y un padre con un hijo aficionado al béisbol.
¿Os imagináis que los artífices de Lara Croft se hubieran gastado cuatro dólares en una buena escena del tipo «Salva al gato» en vez de dos millones y medio en aquel nuevo mono de látex para Angelina Joline? Puede que les hubiera ido mucho mejor.
Y tú, ¿has incluido en tu novela una “escena molona”? Esto no es algo imprescindible, pero lo que sí que es importante tener claro por qué, y de qué modo, tus lectores se identificarán con el protagonista de novela. ¿Cómo empatizarán con él? Si no lo hacen, es difícil que decidan seguirlo durante más de doscientas páginas. Piensa en ello.

Sinceramente, este apartado me encantó y fue bastante útil. Muchas gracias por abrirme los ojos ante esta nueva escena, pero en mi caso me gustaría añadir que para un escritor novato o que esté empezando a mostrar sus obras al mundo, sería casi esencial porque cuando uno encuentra a un buen autor (o por lo menos yo) sigue a ese autor hasta la muerte.
Gracias por aportar tanta información de oro.
Los personajes no tienen porqué ser molones, hacerlos así, es caer en clichés, los personajes, tienen una personalidad propia, y esta personalidad no tiene que gustar a todo tipo de gente.
A mi las escenas de “salvar al gato” me dan nauseas. Todas son iguales, vista una vistas todas. Seguir los cánones que la sociedad considera políticamente correctos por estar de moda, me parece poco original.
Tal vez cuando acabe de escribir mi novela y la edite por mi cuenta, nadie la lea por ser diferente.
Perdónenme todos por no creer en las bondades del perrito guau guau y el gatito miau miau.
Hola, Carmen:
Yo creo que no has entendido bien el consejo de Blake Snyder. No se trata de que haya que incluir en tu historia una escena en la que el protagonista salve un gato. Sí es cierto que, sobre todo es series de televisión, es una escena bastante común que ha llegado a convertirse en un tópico. De lo que se trata es de preguntarse por qué tu lector va a interesarse por el protagonista, qué interés tiene para él como para leerse toda la novela y mantener su atención hasta la última página. En definitiva: cómo se producirá la identificación protagonista/lector.
No, no se trata de que tu prota sea “guai del Paraguay”. Ni que sea un santo, ni siquiera el bueno de le película. No hace mucho leí una de las novelas de Patricia Highsmith y, al comienzo de la novela, también incluía una “escena molona” de Ripley. Se trata de mostrar una faceta interesante o bondadosa del protagonista sí, aunque luego se trate de un asesino. Todas las personas hemos hecho alguna vez alguna cosa guai, por pequeña que sea, y los personajes no son una excepción.
En el blog os explicamos distintos recursos y consejos para crear historias, pero no necesariamente tenéis que incluirlos todos en la novela que estéis escribiendo. Es un error pensar que un recurso en sí mismo es tópico, lo que puede ser tópico es cómo lo utilicemos. Eso sería como decir que no vas a utilizar metáforas porque las utiliza todo el mundo. Frank Keller, el personaje que interpreta Al Pacino en Melodía de seducción que se explica en el ejemplo, no es para nada un personaje cliché.
No sé por qué, pero noto, por la forma de expresarte, un cierto resquemor sobre este tema. No se trata de incluir “las bondades del perrito guau guau y el gatito miau miau” que no sé muy bien qué quieren decir. Me surge una pregunta: por qué quieres publicar tu novela por tu cuenta si piensas que nadie la va a leer. No tiene mucho sentido. Una cosa es escribirla y otra publicarla. Los lectores están deseando leer historias interesantes y diferentes, te lo aseguro. Ahora bien, si un personaje es un plasta y nadie lo soporta, dudo mucho que alguien quiera seguir su historia durante doscientas páginas.
Interesante recurso y como ya dijeron en los comentarios, hay muchos tips pero no vas a usar todos porque sino armas un Frankestein. Usas los adecuados o los que te sirven de acuerdo al tipo de historia que quieras contar, como en una receta de cocina: usas los ingredientes que necesitas de acuerdo a lo que quieres preparar. O como un puzzle, vas encajando lo que necesitas.
Lo de “salva al gato” por ejemplo lo veo muy útil en historias de acción y no tanto en historias de terror. Pero también depende de la creatividad y el cómo se use.