Hoy quiero hablaros de dos conceptos que puede que hayáis oído hablar alguna vez: el narrador invisible y el narrador intrusivo. Ya hablamos en el blog de los tipos de narradores que podemos emplear en nuestras historias, pero una cosa es el tipo narrador que utilizamos (omnisciente, protagonista, etc.) y otra cosa es cómo se manifiesta ese narrador en el texto.
El narrador de un texto se clasifica habitualmente, como ya hemos estudiado en el blog, por la forma personal que utiliza (primera, segunda o tercera persona) por un lado y, por otro, por sus características, es decir, por la información de que dispone, por su capacidad para meterse o no en la mente de los personajes, y también para poder viajar en el tiempo y en espacio, es decir, para poder hacer o no anticipaciones.
No quiero entrar en esto ahora. Tenéis varios artículos en el blog sobre los tipos de narradores, los narradores internos, y más específicamente sobre el narrador omnisciente y el narrador cuasiomnisciente. De lo que quiero hablaros en esta entrada del blog es sobre cómo se manifiesta ese narrador en la historia: cuál es la diferencia entre un narrador invisible y un narrador intrusivo.
El narrador invisible en la literatura
Puede que hayas escuchado alguna vez que todo narrador debe ser invisible. El narrador invisible es un narrador que no molesta, que pasa desapercibido en la lectura, solo quiere contarnos la historia: describe los escenarios, transcribe lo que dicen los personajes en los diálogos, para que podamos escuchar su voz, y nos muestra los hechos y acciones de la novela. Hace suya la máxima de la literatura: “No lo digas, muéstralo”.
Sí, muchos estaréis pensando en que eso es lo que hace específicamente el narrador cámara, pero esta capacidad de pasar desapercibido no debe ser propia únicamente de este tipo de narrador. Trabajar la visibilidad literaria y desarrollar la capacidad para trasmitir las sensaciones y emociones en una escena sin intromisiones del autor es algo que debe estar presente siempre.
La voz narrativa es el medio que utilizamos para contar un relato o una novela, pero lo importante es la historia, qué queremos contar. Si un narrador hace bien su trabajo, no deberíamos fijarnos demasiado en él. Por eso se dice que es invisible porque no molesta ni llama la atención. Nos permite adentrarnos en la historia sin complicaciones.
Con frecuencia, en el cine se hace referencia a que exist un narrador invisible, ya que, en la narrativa audiovisual, salvo excepciones (mediante el recurso de la voz en off), no hay un narrador como tal y la historia se cuenta a partir de escenas y secuencias.
El narrador intrusivo
En contraposición al narrador invisible está el narrador intrusivo.
El narrador intrusivo, como su nombre indica, es aquel que se entromete en la historia, emite juicios de valor, opiniones o incluso puede querer moralizar al lector. Esto último era algo frecuente en el desenlace de los cuentos infantiles, en la conocida moraleja final.
Con el narrador intrusivo sentimos que continuamente se interrumpe la historia, se interpone entre nosotros y el relato, no permitiéndonos la libertad de sentir la narrración. Nos preguntamos: ¿Debemos pensar igual que el narrador? ¿Es esa una verda absoluta?
Con frecuencia, muchos alumnos de mis talleres de escritura dicen sentirse más cómodos con los narradores omniscientes. Piensan que al utilizar un omnisciente, como este no tiene ninguna limitación con respeto a la información de la que dispone, no cometerán ningún error. No es del todo cierto, no cometerán errores de punto de vista, pero sí pueden cometer otros errores: de estilo, de naturalidad y, tal y como comentamos en esta entrada, pueden caer en el narrador intrusivo.
Cuando utilizamos un narrador en primera persona, si un narrador juzga es porque lo hace el personaje. En el caso del narrador equisciente, por norma general, podemos interpretar que las opiniones y juicios son también una traslación de los del protagonista. Aunque hay que tener cuidado con esto, porque no siempre lo que decimos se corresponde con el pensamiento del protagonista. Como escritores, tenemos que preguntarnos: ¿es esto realmente lo que opina mi personaje o es un reflejo de mi propia opinión?
En el caso de un narrador omnisciente, hay que prestar mucha atención. No hay un personaje detrás de esas opiniones o juicios. ¿No estaremos nosotros como autores trasladando al texto lo que pensamos?
El exceso de información también puede resultar molesto
En ocasiones, sin que el narrador esté opinando ni jugando los hechos de una forma indirecta, nos da la sensación de que nos molesta. Esto puede ocurrir cuando el autor introduce un exceso de información sobre el personaje o la escena. Esa información puede ser objetiva y verídica, pero se proporciona de forma brusca, cuando al autor le interesa, no de una manera natural y resulta forzado. Esto nos da la sensación de estar ante un narrador intrusivo.
Un narrador que juzga y opina
Si un narrador omnisciente es intrusivo (opina y juzga), seguramente quién lo esté haciendo en realidad sea el autor. En este tipo de narrador, no hay un personaje concreto detrás de ete narrador, está claro que quién opina es el escritor, es él quién emite los juicios de valor sobre los hechos y podrían no corresponderse con los del lector. Este tipo de narradores eran bastante comunes en la literatura clásica, pero comienzan a desaparecer a partir del siglo XIX.
En mi opinión, la literatura debería utilizar narradores invisibles. Esto entronca un poco con lo que siempre decimos de que en literatura de debe “mostrar” no decir. La opinión nos ahorra tener que dar visibilidad a nuestras historias. Lo fácil es juzgar y adjetivar. Pero imagino que habréis leído muchos libros en que esto no sucede así. ¿Cómo te sientes cuando lees este tipo de historias?
¿Quieres que tus lectores vean lo malo que es un personaje? Antes que ponerle simplemente un adjetivo, muestra sus actos malvados. Antes que decirlo y ya está, utiliza los recursos literarios necesarios para mostrar cómo es.
Narrador intrusivo y narrador no fiable
No hay que confundir el narrador intrusivo con el narrador no fiable. Este último es un narrador en primera persona del que no nos podemos fiar. Tal vez mienta, o se mienta a sí mismo, o ignora muchos de los acontecimientos de la historia, como ocurre con los narradores deficientes. Pero en este caso se trata de la opinión del personaje, no del autor.
Excepciones
Como en todo, hay excepciones en algunas historias se utiliza el narrador intrusivo omnisciente a modo de crítica, como por ejemplo cuando el narrador va de farol, si bien no es demasiado utilizado en hoy en día.
Si os interesa este último tema podéis leer esta entrada del blog: Narrador subjetivo, el narrador va de farol.
Deja una respuesta