
Existen tantos tipos de personajes en una narración como personas hay en el planeta. La ficción no es un mundo encorsetado de prototipos, sino uno complejo y diverso como la realidad misma. Entonces, ¿los podemos clasificar?
Como ya he comentado en otras ocasiones, al establecer alguna categorización, como en el caso de la tipología de narradores, las clasificaciones nos ayudan a entender mejor algunos conceptos. Pero nadie trata de encasillar, sino de ordenar. De relacionar de algún modo las ideas para facilitar su comprensión.
En el caso de los personajes, catalogarlos nos ayudan a entender, entre otras cosas, cómo funcionan (porque sí los personajes tienen siempre una función) y conocer sus características más destacadas, esas premisas que deben cumplir para llegar a ser personajes verosímiles y coherentes, que es lo que estamos buscando.
Tipos de personajes en un cuento: personajes redondos y personajes planos
No hay tipos de personajes en el cuento diferentes a los de la novela. Pero es cierto que, en los relatos, debido a su extensión, no es habitual que haya muchos personajes. Quizá por eso, lo mejor es establecer una clasificación de personajes sencilla. La que me parece más adecuada es la que establece E.M. Forster, en Aspectos de la novela, que definía dos tipos de personajes: personajes planos y personajes redondos. ¿En qué se diferencian?
Personajes redondos
La diferencia fundamental entre los personajes planos y redondos es que los personajes redondos sufren una trasformación a lo largo de la historia. Es lo que se conoce como el “cambio interno” del protagonista del que hemos hablado en el blog en el artículo sobre el arco de transformación del personaje. Dicho que otro modo: un personaje redondo al principio de la historia no es el mismo que al final. Puede que haya mejorado (es lo más habitual) o empeorado, pero nunca es igual.
No hay que confundir, no obstante, cambiar interiormente (en su forma de ser, de pensar o de actuar) con un cambio en sus circunstancias. Puede que la situación en la que vive el personaje al principio no sea la misma que al final, pero si él sigue siendo, aunque sea en el fondo, el mismo, no puede considerarse un personaje redondo.
Todos los protagonistas de una historia deben ser personajes redondos. Es una condición indispensable de la buena narrativa. De acuerdo, puede haber excepciones, pero son pocas y se dan en casos muy particulares como puedes leer en la entrada dedicada al arco dramático de los personajes.

Dorian Gray, el célebre protagonista de El retrato de Dorian Gray, la novela de Oscar Wilde, es un personaje redondo que sufre un arco de transformación negativo. (Fotograma de la película The Picture of Dorian Gray de Albert Lewin, 1945).
Personajes planos
Los personajes planos, por el contrario, son personajes más bien predecibles. Son los personajes secundarios de un cuento. Casi no necesitan ser introducidos en la historia, son personajes bidimensionales: se mueven, los vemos, actúan, pero no cambian. Los personajes planos, en muchas ocasiones, se corresponden con estereotipos. Hablaremos más delante de los personaje estereotipados. En contraposición a los personajes redondos, los personajes planos no evolucionan, no cambian a lo largo de la narración.
Como he dicho, esta denominación de personajes planos o redondos no es exclusiva del cuento, pero es quizá la que más sencilla y que mejor se adapta a la narración breve.
Tipos de personajes en una novela: clasificación de los personajes según su importancia
Otra forma de clasificar a los personajes es en función del peso o la importancia que tienen en la historia. Según esto, podemos distinguir tres tipos de personajes: personajes principales, (o protagonistas), secundarios y terciarios (o incidentales).
Personajes principales
Los personajes principales de una narración son el núcleo de la historia, los actores de la mayoría de las acciones que se suceden en la novela. Son el centro de los sucesos que en ella suceden. Todos los protagonistas de una historia son personajes principales. Y, salvo alguna excepción, todos los personajes principales de una novela son personajes redondos. No es habitual, pero, en ocasiones, el personaje principal es plano o apenas evoluciona, pero provoca un cambio en otros personajes de la novela que son los que se transforman.
Personajes secundarios
Los personajes secundarios participan en algunos de los acontecimientos de la historia, pero solo son importantes en la medida en que se relacionan con los personajes principales. Dependen de ellos, de cómo se relacionan con ellos.
Normalmente ejercen una función muy concreta con respecto a estos: les ayudan, les engañan, les aconsejan, les informan, les obstaculizan en la consecución de su objetivo, etc. Así, el personaje secundario puede ser un antagonista, un ayudante o el ser objeto del deseo del protagonista. El lugar que ocupa en la obra está determinado por la relación y dependencia que tiene con el protagonista y con sus decisiones.
Como dice Linda Seger en Cómo convertir un buen guion en un guion excelente:
“Para que los personajes cambien necesitan ayuda. Reciben esta de la influencia que ejerce sobre ellos la historia y otros personajes. A veces un personaje es el catalizador del cambio de otros personajes”.
Los secundarios son importantes en la medida que influyen en las acciones de los principales. ¿Son redondos o planos? Depende. En la novela, a diferencia del cuento, sí podemos hacer que algunos de los personajes secundarios evolucionen. Aunque no tendrán la misma atención en la novela que la transformación que sufrirán los protagonistas, podemos crear personajes secundarios con o sin evolución.
Personajes terciarios o incidentales
Los personajes terciarios o incidentales intervienen esporádicamente en la historia. Son un mero decorado. A veces pueden aparecer en una única escena. El camarero que atiende al protagonista en un restaurante, el portero de la finca donde vive y con el que solo intercambia saludos, un conocido, un familiar lejano…, cualquier personaje que no tenga un papel determinante para la consecución del objetivo del protagonista.
En resumen, en la novela podemos clasificar a los personajes como protagonistas (personaje principal o centro de la historia), secundarios (de menor importancia, que normalmente actúan en función del movimiento del protagonista y que pueden provocar a su vez que este actúe); y personajes terciarios o incidentales (ocasionales, solo aparecen en escenas muy concretas, para facilitar información al protagonista, etc.).
Tipología de personajes para Vladimir Propp
Una de las clasificaciones de los personajes literarios más populares, es la establecida por Vladimir Propp incluida en su libro Morfología del cuento. Propp analizó más de cien cuentos maravillosos del folklore ruso y observó que, entre los cuentos de países muy lejanos entre sí, había numerosas similitudes. Con respecto a los personajes, Vladimir Propp los tipifica en:
El héroe.
Es el protagonista. Es que emprende una búsqueda o misión. Dependiendo de la trama de la historia, Propp de da distintos nombres como héroe-víctima o héroe-buscador. A las pautas o decisiones que debe serguir para lograr su objetivo se denomina habitualmente el camino del héroe.
Por ejemplo, Batman. En El hobbit, Bilbo Bolsón y en El señor de los anillos, su sobrino Frodo Bolsón.
El agresor o el malvado.
El que comúnmente conocemos como el malo o el villano. Produce un daño al héroe. Se opone a los objetivos del héroe.
El agresor de Batman, podría ser, por ejemplo, El Jocker. En la novela en El hobbit, el dragón Smaug; y en El señor de los anillos, Sauron, el señor oscuro de Mordor.
El donante o proveedor.
Le brinda el objeto mágico al héroe. Es un amigo, un colaborador que puede ayudarle.
En El señor de los anillos, Bilbo entrega el Anillo único a su sobrino Frodo Bolsón.
La princesa.
El personaje que se busca o se intenta salvar. Con frecuencia es de quién está enamorado el héroe. También puede estar representado por la recompensa.
El rey o el padre de la princesa.
Es quien solicita al héroe que realice alguna tarea difícil. Tiene el poder o autoridad sobre algo.
El auxiliar.
Es el que ayuda al héroe en su camino. Puede ser alguien que le ofrezca consejo, le proporciona un objeto mágico o tiene alguna habilidad que no posee el héroe y le ofrece su ayuda, aunque sea de forma puntual. Es el que ejerce la acción de socorro o intenta sanar el daño causado al héroe.
En las historias de aventuras es común llamarlo el compañero del héroe o sidekick, que lo acompaña siempre y lo ayuda. Por ejemplo, Robin sería el auxiliar de Batman, y Sam el de Frodo Bolsón. El auxiliar también puede ejercer la función de asistente, como a menudo ocurre en las historias policiacas de trama clásica. El Dr. Watson es el auxiliar de Sherlock Holmes, y el joven Adso el de Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa.
El falso héroe.
Aparenta estar de lado del héroe para ayudarle, pero normalmente tiene sus propios intereses. Se une al héroe para sacar su propio beneficio.
Un ejemplo es el personaje de Thorin en El hobbit. O Saruman el blanco, que evolución de aliado a antagonista en los sucesivos libros de El señor de los anillos.
El mandatario.
Es el que envía al héroe a algún lugar.
Como Gandalf en El señor de los anillos.
Esta clasificación de Vladimir Propp se relaciona a su vez con un listado de funciones de estos personajes en la historia y que también explica en su Morfología del cuento. Son personajes utilizados frecuentemente en las historias de género fantástico o de aventuras. Un mismo personaje, no obstante, puede adoptar varios de estos papeles e incluso evolucionar de uno a otro, como hemos visto. No obstante, hay que tener claro que esta lista limitada de personajes no es más que una simplificación, que puede resultar interesante tener como guía, pero una novela es un entramado de personajes mucho más complejo.

Tipología de personajes en una obra literaria y sus características
Podemos decir que algunos personajes literarios que tienen nombre propio. Son personajes que poseen unas características muy específicas y que, por eso, es interesante hablar de ellos de forma individual.
El protagonista
El protagonista es el personaje principal de la historia, el más importante. Es el personaje con el cual el lector o el público se identifica. Y, normalmente, al que se le dedica más atención y extensión. Al que más páginas dedica el escritor. Aunque, como en todo, hay excepciones.
Representa a una de las fuerzas que normalmente existen en la obra dramática. El protagonista es un personaje que tiene un objetivo y que, para lograrlo, se encontrará con un conflicto. Es el héroe, el bueno de la historia, el galán de la película… En algunos casos, el protagonista también puede ser “el malo de la película”.
El antagonista
Es también un personaje importante y representa la fuerza contra la que lucha el protagonista. Es, por tanto, la materialización del conflicto narrativo. El antagonista se opone al protagonista, está en contra de que él logre sus fines. Dicho de un modo familiar, el antagonista es el malo de la historia. Al menos, en la mayoría, aunque, como ya he dicho, el malo también puede adoptar el papel protagonista y, en ese caso, el héroe sería el antagonista.
El antagonista retrasa la solución del conflicto, es el obstáculo, o parte del obstáculo, que tiene el protagonista para salir victorioso. Habitualmente el protagonista debe derrotarlo, incluso matarlo, para salir victorioso.
Muchas veces mis alumnos de los cursos de escritura me han preguntado si es necesario que una historia tenga un antagonista. La respuesta es no. Lo que debe tener una historia es un conflicto narrativo. A veces, ese conflicto se materializa en un personaje, el antagonista. Pero el conflicto puede estar en una situación de partida, en varios personajes o incluso dentro del propio protagonista.
En el mundo del cómic y las historias de aventuras es habitual que el conflicto se materialice en un personaje: el antagonista.
Es importante prestar atención a la caracterización de este personaje. Un villano debe estar a la altura del héroe, especialmente en una historia con trama literaria de monstruo. Jocker es un buen ejemplo.
(Foto: Flickr.com Autor: Flexgraph)

Personaje narrador
El personaje narrador es el personaje que cuenta la historia. Siempre hay un personaje narrador en las historias narradas en primera persona, pudiendo tratarse de un narrador protagonista o un narrador testigo. También podemos encontrarnos con el narrador editor, el personaje de ficción que recopila o recoge el manuscrito para su publicación, aunque no interviene en la historia propiamente dicha.
Personaje alter ego
Yo voy a entrar en detalles porque ya hablamos de los alter ego en otra entrada de nuestro blog en la que puedes encontrar multitud de ejemplos. Básicamente un alter ego es un personaje de ficción cuyo comportamiento o pensamiento representa el del autor. En ocasiones, algunos autores los utilizan como una forma de enmascarar su biografía o experiencia para convertirla en ficción.
Tipos de personajes en el teatro clásico
En el teatro clásico se distinguía entre los siguientes tipos de personajes:
Protagonista: el que desea.
Antagonista: el que se opone a los deseos del protagonista.
Coro: colectivo que representa a los ciudadanos, y que les recuerdan el orden social.
Otras clases de personajes narrativos
Personajes arquetípicos
Se trata de personajes universales (símbolos) que tienen su origen en la psicología y el psicoanálisis, sobre todo, de Carl Jung. Puede decirse que, los personajes arquetípicos son modelos de conducta que puede adoptar el ser humano. Los arquetipos aparecen en forma de “personajes” en los mitos y cuentos de hadas de todos los pueblos, dando voz al inconsciente colectivo. También funcionan como personajes arquetípicos aquellos personajes que tienen un significado simbólico en la historia. A continuación, mencionamos algunos de los arquetipos más conocidos.
Arquetipo madre
El arquetipo de la madre o arquetipo materno simboliza la protección. En la literatura lo representa el personaje que protege al protagonista, sin que tenga por ser su madre, de hecho, ni siquiera ha de ser necesariamente una mujer. Es alguien que le cuida y se preocupa por él. Con frecuencia, hay un personaje secundario que protector del protagonista que ejerce esta función.
En El retrato de Dorian Gray, por ejemplo, es el personaje de Basil Hallward el que ejerce esta función, quien cuestionará su comportamiento y tratará, sin éxito, de que recapacite.
Arquetipo padre
El padre con frecuencia está simbolizado por un guía o una figura de autoridad. No hay que confundir el arquetipo padre con el padre. Un personaje que represente el arquetipo padre no tiene por qué ser el padre del protagonista, al igual que la madre no es el arquetipo madre. A lo mejor tu protagonista siempre se ha sentido dominado por su hermano mayor, o considera a su jefe una figura de autoridad que ha de respetar.
Arquetipo sombra
La sombra representa el lado oscuro de uno mismo. La parte de nosotros no reconocida, pero que, sin embargo, existe. Es el inconsciente reprimido. Aquello que nos desagrada de nosotros mismos, un aspecto de nuestra personalidad que no queremos admitir. En la ficción, puede estar representada por un personaje a quien el protagonista rechaza y le produce desagrado, cuando en realidad tiene cosas comunes con él. A menudo las personas sienten rechazo por aquello con lo que, de algún modo, se identifican.
La novela El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Robert Louis Stevenson o el personaje de Hulk serían ejemplos de este arquetipo.
Arquetipo persona
La persona representa nuestra imagen pública. La palabra, obviamente, está relacionada con el término persona y personalidad, y proviene del latín que significa máscara. Por tanto, la persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo.
Arquetipos animus y ánima
Animus y ánima representan el papel masculino o femenino que debemos interpretar. Es la parte masculina o femenina de cada uno, pero no se refiere al género, sino a las cualidades propias que se suelen asignar a cada sexo.
Otros arquetipos
Otros arquetipos son el Self, la conjunción armónica del ‘yo’ y el todo; o el niño, nuestro principio inocente con todo nuestro potencial.
Personajes alegóricos
Son personajes simbólicos, a los que se les dan las características de aquellas cosas a las que representan. Esto ocurre en aquellas obras donde participan como personajes como, por ejemplo, la Muerte, representada como una mujer vestida de negro que aparece a menudo con la guadaña o Caronte (el gondolero que conduce al más allá).
Sin embargo, no todos los personajes alegóricos son propios de la mitología o el imaginario colectivo, puede haber personajes alegóricos propios de una historia que solo tienen sentido dentro de ese cuento o novela.
Personajes colectivos
Son un tipo de personaje que representa a muchas otros, es como si fuera la encarnación de un grupo o comunidad. Puede ser, por ejemplo, un representante del pueblo o de los súbditos del rey.
Estereotipos
Los personajes estereotipados son aquellos que solo con nombrarlos nos hacemos una idea de sus características. Son personajes estereotipos el profesor pedante, el científico loco o la madre sobreprotectora. Emplear, de modo sistemático, estereotipos para crear personajes dará como resultado una literatura bastante pobre. En escritura creativa, tienes que procurar ser más original y huir de ellos, como normal general. Sin embargo, son útiles para los personajes incidentales o para los secuendarios de un cuento.

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