
Dorothea Brande, periodista y escritora estadounidense, no fue una autora muy prolífica, pero algunos de sus libros alcanzaron un gran éxito de ventas, entre ellos, Becoming a writer (Convertirse en un escritor) y Wake up y live, traducido como Despierte a la vida o Despierte y viva. Este último, de carácter motivacional y que podría englobarse dentro de los libros de Autoayuda, fue publicado en 1936 y vendió más de dos millones de copias.
Existen muchos libros que tratan el aprendizaje de la escritura creativa, las técnicas narrativas y el sueño de convertirse en escritor. Brande fue una de las primeras que trató temas como la higiene de la vida y el modo de trabajo de un escritor.
Ya vimos en otra entrada del blog, algunos de los ejercicios de escritura que John Cheever proponía en sus clases del Taller de escritores de Iowa. En su libro, Becomming a writer, Brande también describe una serie de recomendaciones sobre cómo convertirse en escritor, que los interesados en la escritura creativa pueden poner en práctica. Los cuatro ejercicios pueden resumirse en: la práctica de la escritura semiinconsciente, escribir a la fuerza de forma constante a una hora fijada y saber fijar a voluntad el pensamiento.
Según Dorothea Brande, si se domina estos cuatro ejercicios, uno puede convertirse en escritor, incluso aunque no esté especialmente dotado para ello, pues la práctica y el trabajo constante proporcionarán las cualidades que necesitamos. Estos cuatro ejercicios de escritura son:
1. Se levanta usted por la mañana treinta minutos antes de la hora habitual y, sin vestirse ni comer, se pone a escribir inmediatamente lo que le pase por la cabeza, durante treinta minutos, sin parar, en un estado de semivigilia. Esto, para favorecer la escritura creativa directamente brotada “del inconsciente”. Guarda los papeles para leerlos todos juntos un mes más tarde. Solo entonces lleva a cabo un juicio crítico sobre su producción para ver sobre todo sus puntos fuertes: diálogo, descripción, discusión… Esto ayuda a determinar una vocación para un determinado género: teatro, novela, ensayo.
2. Por la mañana considere el tiempo de que dispone y fíjese para una un momento de la jornada un rato libre de veinte minutos, durante los cuales se promete a sí mismo escribir. Mantener esta promesa pase lo que pase. Escribir a la hora fijada. ¿Qué? Lo que usted quiera. No releer lo escrito sino mucho más tarde.
3. Una vez al mes, conservar y desarrollar el sentido de la observación. Para ello, al subir al autobús, por ejemplo, haga como si se encontrase en un planeta extraño; intente observarlo todo y anotarlo mentalmente de una manera precisa. Por ejemplo, que el conductor parece tener unos cincuenta años, que tiene algunos cabellos grises, que su traje es azul marino, que lleva zapatos marrones con cordones, que el autobús huele a plástico recalentado, que el asiento está pegajoso al tacto, etc.) De regreso a su casa escribir todo esto. Este ejercicio está destinado a romper las costumbres y a mirar las cosas “con ojos nuevos como los de un niño”.
4. El ejercicio más difícil, pero que pondrá a prueba su capacidad de escritor potencial— es la concentración mental. Para comenzar, tome un objeto bastante neutro —como una pelota gris— y concéntrese sobre él. Tiene que ralentizar el flujo de sus pensamientos hasta concentrarlo en un solo pensamiento: la pelota. Y conserve en la mente su imagen durante el mayor tiempo posible. Al cabo de algunos ensayos, usted debería ser capaz de sustituir la imagen de la pelota por la de, por ejemplo, uno de sus personajes, y “verlo” como si estuviese allí delante de usted, de tal modo que pueda describir por escrito con todo detalle.
Estos ejercicios pueden o no ser los más adecuados, pero lo cierto es que reúnen algunos de los consejos que se dan en muchas escuelas de escritura y no son malas prácticas para aquellos que se preguntan cómo convertirse en escritor. De hecho, el primer ejercicio nos recuerda mucho a la escritura automática de los surrealistas (y que también incluimos hace tiempo en nuestros blog) y vemos que incluye también un ejercicio para desarrollar la capacidad de observación como hacía John Cheever en sus clases. Pueden ser estos ejercicios, o pueden ser otros, lo importante es que uno se imponga un hábito de escritura, que se deje llevar por sus sentidos y sus sentimientos, y trate de plasmarlos de forma escrita. La práctica constante traerá consigo el aprendizaje: la maestría llega siempre después de un trabajo duro.
Interesante las pautas. Lo importante es sentir el placer de escribir y expresar con palabras lo que entra y percibe la memoria.
Trataré de realizar lo abstraído.
Pero quien puede determinar si lo que se escribe es literatura?
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Me encanta todas las pautas que ustedes gentilmente sugieren para quienes aspiramos a relatar ese universo de acontecimientos en nuestra vida. Gracias.
Excelentes ejercicios. He practicado algunos y dan fantásticos resultados.
Acabo de descubrir este blog y lo acabo de empezar por estos consejos. En teoría, parecen buenos; en la práctica y para mí, ya contaré.
Gracias.