
En la escritura de guion es habitual hablar del paradigma. Pero qué es exactamente. El paradigma del guion es básicamente lo que en escritura creativa se conoce como estructura narrativo, estructura clásica de una historia, o también estructura dramática, y que tiene su origen en la Poética de Aristóteles, por eso también se la conoce como estructura aristotélica.
Syd Field en su libro Manual del guionista define el paradigma como un modelo o esquema conceptual:
El paradigma es la estructura dramática. Es una herramienta, una guía, un mapa para encontrar el camino en el proceso de escritura del guion. Tal y como lo definía en “El libro del guion”, un paradigma es un “modelo, un ejemplo, un esquema conceptual”.
Cuanto más aprendo sobre el paradigma y su función en el proceso de escribir un guion, más me sorprende la importancia que realmente tiene.
Un guion es un sistema abierto. Usted proyecta lo que va a escribir: “Bill sale del departamento de Grace y da un largo paseo por la ciudad”, pero es posible que las cosas no salgan así. Es posible que Bill “le diga” que no quiere irse a dar un paseo por la ciudad: quiere música, baile, drogas, mujeres. Cuando eso ocurre, más le vale escuchar.
Escribir un guion es una aventura, y nunca se está seguro de qué es lo que va a ocurrir. Es un sistema abierto.
Cuanto más explico y describo el paradigma en los talleres de escritura de guiones, más aprendo sobre lo realmente valioso y eficaz e importante que es para el proceso de escribir un guion. El paradigma es un modelo, un ejemplo, un esquema conceptual.
Es un modelo. Tenemos que ver el trabajo antes de poder tomar cualquier tipo de decisión.
El paradigma es un modelo, un ejemplo, un esquema conceptual del aspecto que tiene un guion. Es un todo que está formado por partes.
Sabemos que un guion es “una historia contada en imágenes, en diálogos y descripciones, situada en un contexto de la estructura dramática”; pero ¿qué es una historia? ¿Y qué es lo que tienen todas las historias en común?
Un principio, un medio y un final. El principio corresponde al Acto I, el medio al Acto II y el final al Acto III.
Una película tiene unas dos horas de duración media, o ciento veinte minutos. Algunas son más largas, otras más cortas, pero siempre duran alrededor de dos horas. Una página escrita del guion equivale a un minuto de tiempo en pantalla.
(Es posible que quiera comprobarlo. ¡Lea un guion, luego vaya a ver la película y verá si es cierto o no! Si está seriamente interesado en escribir un guion, tendría que estar leyendo todos los guiones que caigan en sus manos y viendo todas las películas que pueda permitirse.)
El Acto I, el principio, es una mitad o bloque de acción dramática (o cómica), de treinta páginas de extensión. Comienza en la página uno y se prolonga hasta el plot point del final del Acto I. Se enmarca en el contexto dramático conocido como el planteamiento. El Acto II es una unidad o bloque de acción dramática (o cómica), que va desde la página treinta hasta la noventa, desde el plot point del final del Acto I hasta el plot point del final del Acto II. Tiene sesenta páginas de extensión y se enmarca en el contexto dramático conocido como confrontación. El Acto III es también una unidad de acción dramática (o cómica); va desde la página noventa hasta la ciento veinte, o desde el plot point del final del Acto II hasta el final del guion. Es una unidad de treinta páginas de extensión, que se enmarca en el contexto dramático conocido como resolución.
También Michel Chion, en su libro Cómo se escribe un guion, menciona el paradigma del guion:
Más de un autor aconseja que se construya un guion dividiéndolo en tres actos, según el modelo antiguo Exposición/ Peripecia/ Catástrofe, o si se prefiere Exposición/ Conflicto/ Resolución o Desenlace.
Es el caso, sobre todo, de Hermann, de Nash-Oakey, pero también de Field, quien propone, partiendo de esa idea ternaria, su «paradigma». El paradigma, es el modelo al que cualquier guionista que se respete, según él, debe conformarse: una introducción (Set-Up), con un efecto teatral al final (Plot-Point); un desarrollo, que es un enfrentamiento, con un segundo efecto teatral al final; y, finalmente, una conclusión. Se puede dividir internamente cada uno de estos tres actos en tres partes similares (plano encastrado). El «paradigma» de Field precisa incluso las respectivas proporciones a las que, según él, deben obedecer estos tres actos: el primero debe ocupar un cuarto de la duración total, el segundo la mitad, y, el tercero el cuarto restante.
Del mismo modo, Nash-Oakey sugieren la realización de los tres actos: un primer acto representando un cuarto del total, en el que se exponen los datos del problema; un segundo acto, dos veces más largo, en el que el conflicto entre el protagonista y su antagonista conduce al protagonista a un cambio de fortuna, y en el que su problema parece más insoluble que nunca («seemingly insolvable problem»); un tercer acto, finalmente, que ocupe el cuarto restante, y que aporte soluciones al problema.
Pero, en cuanto a Vale (275), éste se muestra escéptico. «No vemos por qué, dice, un relato cinematográfico debería dividirse en tres actos como una obra de teatro — aunque esta concepción siga siendo particularmente apreciada por numerosos guionistas».
En definitiva el paradigma del guion es el esquema básico o estructura narrativa a partir de la cual se organiza la trama de la historia, historia que se desarrollará en el guion y que, para la mayoría de los guionistas está constituido por tres actos: principio, medio y fin (resolución).
Así pues, podemos concluir que el paradigma del guion es como una guía, un esquema conceptual que puede ayudarte a organizar las ideas para depurar tu historia cinematográfica del mismo modo que en escritura creativa analizamos la estructura narrativa de una historia.
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Bibliografía:
Field, Syd. Manual del guionista.
Chion, Michael. Cómo se escribe un guion. Editorial Cátedra. 1989.
Útil, sencillo y preciso. Una forma acertada de acercarse al guion.