
El narrador cuasiomnisciente es un tipo de narrador externo, es decir, no es un personaje de la historia, sino alguien ajeno a ella, que no se sabemos quién es en realidad. Por ello, el narrador cuasiomnisciente o narrador cámara, al igual que el omnisciente, emplea la tercera persona.
Al narrador cuasiomnisciente se le conoce también como narrador cámara porque es, de algún modo, como una cámara que todo lo puede ver. De igual modo que una videocámara, el narrador cámara no puede conocer los pensamientos de los personajes ni meterse en la cabeza de los protagonistas. Eso sí, es una cámara un poco especial. Además de registrar imágenes y sonidos, podría captar olores y sensaciones como frío o calor. Para explicarlo mejor, imagina que es como si detrás de la videocámara hubiera además una persona que la sujeta (el cámara) que fuera testigo de lo que ocurre en cada escena. Estamos, no obstante, en un caso de focalización externa.
Quizá por esto de que el narrador cuasiomnisciente o narrador cámara es como un testigo de todo lo que ocurre, con frecuencia, muchos de mis alumnos confunden el narrador cámara con el narrador testigo. Hay muchas diferencias entre ellos, pero una de las más importantes es que el narrador testigo es un personaje de la historia. Se trata de un narrador intradiegético. Mientras que el narrador cuasiomnisciente o cámara es un narrador extradiegético, no es un personaje de la historia. Por ello, el narrador testigo emplea la primera persona, frente al narrador cuasi omnisciente que empela la tercera. La forma personal que utiliza el narrador es la mejor pista para distinguir estos dos tipos de narradores.
He encontrado también en intenet algunos blogs literarios que confunden el narrador cuasiomnisciente con el equisciente, pues consideran la cuasiomnisciencia como una omnisciencia dentro de un personaje. Lo cierto es que al narrador equisciente a veces se le denomina como “de omnisciencia limitada”, término que confunde todavía más. En cualquier caso, como digo siempre a mis alumnos, da igual cómo los llames, lo importante es que sepas qué tipos de narradores tienes a tu alcance y cómo utilizarlos sin quebrar sus normas. Mi consejo a la hora de buscar fuentes fidedignas es recurrir a los libros de teoría literaria en lugar de a los blogs o la Wikipedia. Mira siempre la bibliografía a la que hace referencia. A continuación, la que he tomado yo:
Enrique Anderson Imbert, en su libro Teoría y técnica del cuento, define así el narrador cuasiomnisciente:
Supongamos que el narrador-omnisciente del que acabo de hablar renuncie a una parte de la sabiduría divina que se había arrogado y restrinja así su saber a la capacidad humana. Tendríamos entonces el punto de vista del narrador cuasiomnisciente. No es omnisciente porque ni entra en las mentes de sus personajes ni sale en busca de explicaciones para completarnos el conocimiento de lo que ha ocurrido. Decimos, sin embargo, que es cuasiomnisciente porque, a pesar de sus restricciones, puede seguir a sus personajes a los lugares más recónditos —un cuarto hermético, una isla desierta, un cohete a la luna— o da la casualidad que los espía por una rendija providencial justo en el momento en que hacen algo decisivo para la marcha del cuento.
Imaginemos un cuento con dos prisioneros emparedados en una cárcel. Nadie podría verlos. El narrador —presente e invisible como un dios— los describe con los pronombres de la tercera persona. Es, pues, lo bastante omnisciente para saber lo que pasa entre dos solitarios encerrados.
Ahora un prisionero murmura algo al oído del otro y el narrador describe sus gestos pero no alcanza a oír esas palabras. El narrador se ha convertido en un observador casi humano (solo que un hombre no podría estar dentro de esa inaccesible celda) y casi divino (solo que un dios no sería sordo), o sea, que su omnisciencia es una cuasiomnisciencia.
El narrador cuasiomnisciente es una especie de semidiós que anda entre hombres. Se desdiviniza, se humaniza. Puede estar relacionado con sus personajes —un pariente, un amigo, un confidente, un vecino— y también puede ser un invisible vigilante. Como quiera que sea, nos da un informe objetivo, aunque en su informe falten los datos de la secreta intimidad de los personajes. Observa solo las acciones externas del protagonista y personajes menores. Nos enteramos de las emociones de alguien por sus ademanes, voces, lágrimas, risas, por la palidez o por el rubor, en fin, por el lenguaje visible y audible de su cuerpo. Así es como deducimos las emociones de nuestros prójimos en la vida real. El narrador-cuasi omnisciente se parece a esos psicólogos conductivistas (behavioriss) que sólo observan reacciones y comportamientos.
Claro que el narrador es quien elige lo que debe verse y oírse, y él sabrá por qué elige la posición de conciencia reprimida. En verdad podría ser omnisciente pero ha optado por la casi omnisciencia. El lector, no él, es quien interpreta las emociones de los personajes gracias a la información de primera mano que el narrador cuasi omnisciente le suministra.
He diferenciado al omnisciente del cuasiomnisciente. También conviene diferenciar al narrador cuasiomnisciente del narrado testigo. El cuasiomnisciente observa a los hombres desde fuera y desde lejos. Es un observador ordinario que no puede saber sino lo que cualquiera podría saber oyendo palabras, viendo gestos. Aunque imagine qué procesiones andan por dentro del cráneo de su personaje nunca está seguro y por eso prefiere describirnos los indicios exteriores que le permiten inferir tal o cual estado de ánimo.
No parece saber más de su mundo ficticio que lo que nosotros sabemos del mundo real de nuestros vecinos. Mas el hecho de que el narrador cuasiomnisciente narre con los pronombres de la tercera persona gramatical es la gran diferencia con el narrador testigo, quien usa la primera persona gramatical. Ni uno ni otro pueden conocer el fluir psíquico del protagonista o los ocultos resortes de su conducta.
Pero el narrador cuasiomnisciente tiene libertad de movimientos para observar su personaje en situaciones privadas a las que un hombre ordinario no podría tener acceso. En cambio, el narrador-testigo es un personaje ordinario dentro del cuento, y el radio de su observación es estrecho: ve solamente lo que puede ver una persona que se encuentra en medio de los acontecimientos.
Si quieres saber más sobre narradores consulta la entrada Narrador omnisciente o ejemplos de narrador omnisciente.

Excelente artículo. Me resultó muy útil para distinguir narrador cuasi omnisciente de narrador testigo, que ni siempre son bien diferenciados. Muchas gracias
Disculpa, pero el artículo me parece confuso.
Asimilas en algún momento el narrador cuasi omnisciente al narrador cámara y no tienen nada que ver, ya que el narrador cámara no accede a los pensamientos de los personajes y el narrador cuasi omnisciente, sí.
Un saludo
Hola, Laura:
Si el narrador cuasi omnisciente entrara en la mente de los personajes sería un narrador omnisciente. En mi caso, he tomado la definición de cuasi omnisciente de Enrique Anderson Imbert incluida en su libro Teoría y técnica del cuento, parte de la cual se incluye en mi artículo como cita:
Supongamos que el narrador-omnisciente del que acabo de hablar renuncie a una parte de la sabiduría divina que se había arrogado y restrinja así su saber a la capacidad humana. Tendríamos entonces el punto de vista del narrador cuasi omnisciente. No es omnisciente porque ni entra en las mentes de sus personajes ni sale en busca de explicaciones para completarnos el conocimiento de lo que ha ocurrido.
Como ves, conforme esta definicición el narrador cuasi omnisciente no entra en la mente de los personajes.
Enrique Anderson Imbert fue un escritor, ensayista y crítico literario que escribió más de veinte ensayos sobre literatura. Si conoces de algún libro de crítica literaria que lo contradiga, házmelo saber para analizar las contradicciones por si tengo que corregir, ampliar o matizar el artículo, pero es la definición de este crítico la que ha dado por buena. Sé que en internet los narradores tienen muchos nombres y algunos no están bien definidos en ciertos blogs literarios, y es por eso en el artículo he incluido mi referencia bibliográfica.
Saludos y gracias por pasarte por aquí.